José Luis García Palacios, presidente de la Caja Rural del Sur, del Grupo Cooperativo Ibérico y de la Fundación, ha hecho su entrada como académico numerario en la Academia de Ciencias, Artes y Letras de Huelva con la lectura de su discurso “Horizontes de esperanza para la crisis: Una visión desde las Cajas Rurales”. El acto, que comenzó a las 20.00 horas en el salón de actos de la Facultad de Ciencias Empresariales, en el Campus de la Merced, finalizó con un cóctel a los asistentes.
Después de agradecer a los miembros de la Academia el honor que para él supone ser miembro de la misma, invitó a los asistentes a hacer un recorrido por lo que ha sido su trayectoria profesional desde hace más de medio siglo: “Un discurrir por el asociacionismo agrario, ligado al cooperativismo agrario y de crédito”, que comenzó cuando al morir su padre tuvo que abandonar momentáneamente sus estudios en Madrid para dedicarse de lleno a la explotación familiar. Es entonces cuando descubre el escaso nivel de asociacionismo en el sector, que causaba deficiencias serias en el proceso de comercialización de los productos, y que también se debía a las dificultades de financiación que tenían las inversiones agrarias. “Los Bancos y Cajas no se fiaban demasiado de una actividad que dependía mucho de las condiciones climatológicas”.
En aquella época se planificaba el futuro del sector agrario de Huelva y José Luis García Palacios presidía la Cámara Agraria Provincial. “El regadío y los cultivos de primor eran prácticamente inexistentes y creamos la “Huelva Verde, constituimos la Unión Territorial de Cooperativas del Campo (UTECO)”. Los problemas de financiación le llevaron a incorporarme a la Caja Rural de Huelva, que funcionaba al estilo de las Cooperativas de Crédito que tenían mucho éxito en Europa, en donde el movimiento cooperativo se empezó a fraguar en el S XIX. “Hoy está presente en más de 100 países, y en algunos lidera el panorama financiero”, dijo e hizo un recorrido hasta llegar a la constitución del Banco Cooperativo Español, del que fue presidente fundador y continúa siéndolo. Y aquí hizo un inciso para hablar de las fusiones.
El presidente de la Caja Rural habló del comienzo de la crisis actual en España, “cuando gobernaba Zapatero y desperdició la oportunidad de oro para abordar la solución de los problemas de la banca española, cosa que hicieron en otros países de Europa”. Dio un repaso por la crisis inmobiliaria que provocó la destrucción del sector de la construcción, y describió como se pusieron de manifiesto las deficiencias de una parte sustancial del sector financiero, “que dejó al descubierto las prácticas arriesgadas que hoy se han descubierto suicidas”. Habló de la burbuja inmobiliaria “que ya era un síntoma preocupante antes de que empezara la crisis”, “aunque reconocerlo –apuntó- no interesaba a nadie, todos obtenían beneficios cuantiosos con ello” y recordó como el grupo nacional de Cajas Rurales advirtió de los peligros, lanzando una advertencia para que se vigilaran las cuantías de los créditos allá por 2006. “Sabíamos que iba a tener una repercusión negativa en los balances pero era necesario y de hecho hoy Caja Rural del Sur ocupa el tercer puesto a nivel nacional en el rating que determina la calidad de las entidades financieras, detrás del Santander y BBVA”, explicó.
A García Palacios le parece extraño que llegáramos a la crisis con los ojos cerrados, “sin que políticos ni expertos vislumbraran nada”. “Así se llego a la situación actual y a los recortes y medidas impuestos, a la recesión, al paro” y aunque dijo hacer acertado en el diagnóstico pesimista, cree firmemente en la recuperación, por lo que esbozó las líneas que a su juicio son necesarias para llegar al camino. “La recuperación no es un camino imposible, pero como corresponde a un moribundo, debemos salvar la vida y después restablecer la calidad de vida”. La primera recomendación que dio para la recuperación fue la de unidad de acción. “Aportación constructiva de los distintos puntos de vista, sin descalificación” y pidió que acabara el penoso espectáculo de enfrentamientos, apelando al consenso, añorando el espíritu de la transición y por supuesto, abogó por dar ejemplo. “Los políticos deben ser irreprochables, renunciando también a la defensa de sus intereses y actitudes corporativistas”.
Después, indicó la conveniencia de un tratamiento de choque y señaló a un reparto equilibrado de esfuerzos. Medidas de austeridad sí, pero estableciendo prioridades y apelando a la sensibilidad para que se proteja a los estratos más desfavorecidos. Llegado ahí, Palacios insistió en que “si las reformas están consiguiendo reducir el déficit estructural, si la reforma financiera ha frenado la deriva del sistema y si la reforma laboral contribuye a mejorar la competitividad de las empresas, todo indica que mejora la balanza exterior y por tanto se hace inaplazable ya una política de crecimiento”. Aquí puso especial énfasis en las mejoras en la financiación e inversión. “Hay que dar acceso al crédito a las empresas” y aunque el miedo a la morosidad pende sobre las cabezas de los bancos hay que confiar para recuperar a los inversores internacionales y dejar crecer la inversión de las grandes empresas y recuperar el espíritu emprendedor perdido.
Habló de la I+D+i (Investigación más desarrollo más innovación) en la que confía plenamente y del sistema educativo. Sobre ello dijo: “Igual que no se entiende un país potente deportivamente sin cuidar la cantera, tampoco es posible alcanzar un elevado nivel tecnológico sin cultivar viveros, que son los colegios y la Universidad”. “Es una lástima, pero creo que este debate en profundidad de la reforma educativa no está siquiera abierto”, y se lamentó: “A lo sumo se gastan ríos de tinta en cuestiones como el nombre y los contenidos de una asignatura Educación para la Ciudadanía, o se crean polémicas partidistas sobre educación pública o privada…”.
Finalizó hablando de la reforma de la Administración y dijo tener serías dudas hoy sobre si en aquellos momento de la Transición se hizo bien implantando el Estado de las Autonomías. “Yo mismo lo apoyé desde mi puesto de entonces Senador de la Unión de Centro Democrático”, pero aunque ha supuesto aproximación de la Administración al ciudadano, ha propiciado una exacerbación de tendencias nacionalistas y ha favorecido la ideología separatista. Puede haber llegado el momento de pensar en una modificación de la Constitución en un sentido que considere las señas de identidad regional como factor enriquecedor pero sin colisionar con el espíritu de la nación. Pero sobre todo puso de manifiesto en que la reforma debe hacerse en los altos cargos de la Administración y de las empresas públicas, “que no están ocupados por expertos sino por personas ligadas al partido político de turno”.
Y terminó dedicando unas palabras a la otra crisis, a la de los valores, mucho más importante y que debe empezar en el seno de la familia y centros escolares. “Restablecer el respeto, la solidaridad… y estaremos en el buen camino”
A su disertación, le correspondía contestar en nombre de la Corporación el académico numerario, Juan Manuel Díaz Cabrera, quien elogio su figura pero no entró a contestar por considerar que sería una petulancia hablar de un tema que nadie mejor que García Palacios conocía.
Concluyó el acto el rector de la Universidad de Huelva, Francisco José Martínez, felicitando al nuevo académico y alabando la altura del discurso, “porque –dijo- supone una radiografía de la crisis muy interesante y de la posibilidades que hay para salir de ella”. El rector se alegró del nivel de los académicos que dan discursos de gran altura “lo que demuestra el nivel de pensamiento que hay en esta provincia”, apuntó.