La antigua cárcel de Huelva, construida en 1930 y destacado centro de la represión franquista durante los años de guerra y posguerra y posteriormente de presos homosexuales castigados por la Ley de Vagos y Maleantes, ha sido reconocido como Lugar de Memoria Histórica por la Junta de Andalucía.
Durante el acto de señalización de la prisión como Lugar de Memoria Histórica, que ha tenido lugar esta tarde, el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas, ha señalado que estos actos "están cargados de justicia histórica y nuestro objetivo como Gobierno andaluz con estos reconocimientos es construir una memoria colectiva que no daña, que nos reconcilia y que permite aspirar a un futuro construido sobre principios de verdad, reparación y dignificación".
Asimismo, ha añadido que con ellos se pretende "colectivamente" apelar al recuerdo pero también al compromiso activo de las generaciones presentes con los principios que inspiran la democracia y el régimen de libertades.
"Sólo a través del compromiso político y social de familiares y organizaciones en conexión con los esfuerzos de unos poderes públicos conscientes de su responsabilidad hemos podido comenzar a construir un relato veraz, consecuente con nuestra historia que mira con madurez lo ocurrido para evitar su repetición" ha subrayado.
Ha recordado que ya son un centenar los Lugares de la Memoria señalados, "que vienen a reforzar los pilares de la democracia por las que miles de andaluces y andaluzas dieron su vida".
Valderas ha señalado que la Ley Andaluza de Memoria Democrática de Andalucía permitirá la construcción de un relato veraz, reconocible por el conjunto de la sociedad andaluza y consecuente con el compromiso democrático y de progreso de la Administración andaluza.
De acuerdo con el decreto regulador de esta figura, la consideración de un emplazamiento como Lugar de Memoria Histórica obliga a la Administración pública titular a garantizar su identificación, señalización y preservación.
Por las celdas de esta cárcel pasaron decenas de miles de detenidos, en muchos casos como última parada antes de morir ante el pelotón de fusilamiento y cientos de reclusos fallecieron a consecuencia del hacinamiento, las deficientes condiciones higiénico-sanitarias y la pobre alimentación.
Tan sólo entre el 29 de julio y el 31 de diciembre de 1936 se produjeron alrededor de 760 nuevos ingresos, fundamentalmente de reclusos de izquierdas procedentes de todo el país.