El comité de expertos de los fosfoyesos ya tiene sobre la mesa una propuesta patentada que permitiría eliminar progresivamente este subproducto y aprovecharlo para otros usos de forma que incluso pudiera ser rentable para las administraciones a la hora de llevarlo a cabo. La propuesta permitiría, tras varios procesos químicos, transformar los fosfoyesos en calcita y sulfato sódico, dos componentes que pueden ser utilizados en diversos usos industriales.
Francisco Rama, socio fundador de la empresa Captura C02, responsable de este proyecto, ha señalado, en declaraciones a Europa Press, que la propuesta ya "es conocida" en el seno del comité de expertos de los fosfoyesos y del Órgano de Participación de los Fosfoyesos y que ha sido "muy bien recibida y valorada" especialmente porque es una "propuesta científica".
La propuesta supondría la eliminación total de los fosfoyesos y la recuperación de las Marismas de Mendaña ya que, según explican, la calcita puede ser utilizada como material de construcción y para la purificación de aguas, entre otras utilidades, mientras que el sulfato sódico tiene aplicaciones para la industria del vidrio y del papel.
La patente para hacer realidad este proceso fue realizada en el año 2011 aunque la empresa para ejecutarla es mucho más reciente y ha sido desarrollada por un equipo multidisciplinar de expertos e investigadores andaluces abanderados por los profesores Alberto Santos Sánchez --Universidad de Cádiz-- y Luis María Esquivias Fedriani --Universidad de Sevilla--.
Según ha explicado Francisco Rama, en Captura C02 son "gestores de la patente" que tiene una "solución absolutamente rentable y ecológica" ya que la tecnología que utilizan "tiene múltiples ventajas y transforman un problema de contaminación grave en una oportunidad medioambientalmente sostenible y económicamente viable". Rama ha añadido que "durante el proceso se logra reducir la huella de carbono, así como disminuir las emisiones de las industrias del entorno".
Los mismos expertos señalan que, a largo plazo, el proyecto permite "la recuperación total de los terrenos" sobre los que se vertieron los fosfoyesos durante décadas ya que elimina el producto contaminante "totalmente" sin generar nuevos subproductos.
Rama ha señalado que es una propuesta, que tendría su inicio en Huelva, supone "una oportunidad extraordinaria" y puede tener "una trascendencia mundial" ya que existen "un centenar de balsas de fosfoyesos entre Europa y Estados Unidos" y sería un "equipo andaluz" el responsable de llevarlo a cabo en todo el mundo.
"Lo que es un residuo tóxico lo convertiríamos en una mina a cielo abierto para transformarlo en algo comercializable", ha aseverado Rama y este proceso se podría "exportar al resto del mundo" por lo que sería "algo importantísimo para Andalucía".
Será el comité de expertos conformado por una decena de personalidades procedentes de diferentes universidades y organismos, los encargados de valorar desde un punto de vista técnico cual es la mejor solución para regenerar las balsas de fosfoyesos y entre ellos estará la propuesta de capturaC02 aunque, no será la única.
LA PROPUESTA DE FERTIBERIA
Otra de las propuestas sobre la mesa para clausurar las balsas de fosfoyesos es la de la propia empresa Fertiberia, que obligada por sentencia judicial de la Audiencia Nacional de 2010, debe ser la responsable de recuperar la zona.
Para ello, Fertiberia quiere subcontratar a la empresa Ardaman para ejecutar lo que han venido a llamar la "clausura y encapsulado" de 720 de las hectáreas afectadas y que se prolongarían durante 10 años de trabajo. La solución, sin embargo, ha contado con las críticas de los grupos ecologistas y políticos de la ciudad de Huelva ya que mantiene las balsas en el lugar actual, aunque enterradas.
EL ESTUDIO PARA TRASLADAR LAS BALSAS DE FOSFOYESOS
La propia Junta de Andalucía, a través de la Empresa de Gestión Medioambiental (Egmasa) ha sido la encargada de elaborar un estudio sobre el posible traslado de los fosfoyesos. En este caso, el estudio concluyó que está posibilidad es muy compleja, ya que supondría la utilización de 485 camiones diarios durante 30 años para trasladar los fosfoyesos a otra zona.