David F. Calderón, portavoz de Adelante Huelva en la Diputación Provincial, ha informado hoy de la iniciativa que va a defender en el próximo pleno de este organismo, con la que reclama a la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía “la reversión del proceso de privatización, iniciado ya hace varios años, por el que sólo uno de cada diez comedores escolares andaluces tienen cocina propia”. El resto están externalizados y funcionan como “una cadena de comida rápida, con dietas pobres en frutas y verduras, sin apenas pescado y cargadas de carne, alimentos ultraprocesados y conservas. Calderón explica que esta situación se debe a, “como en otros sectores públicos se ha entregado la cocina escolar al negocio de grandes grupos empresariales con más voluntad de obtener beneficios, que de ofrecer una alimentación de calidad y saludable a la población escolar”.
De este modo, el 90% de la población escolar andaluza que realiza su comida principal en el colegio, tienen que alimentarse con menús donde prima la reducción de costes de los proveedores, frente a la necesidad de ofrecerles productos saludables, con los que se podría reducir la obesidad infantil y otros perjuicios que acarrea la comida rápida.
Por ello, Adelante Huelva propone crear “comedores escolares públicos con cocina y personal propio” en la red de centros educativos. Actualmente, en Andalucía hay más de 1.250 comedores escolares, en centros públicos, gestionados por empresas de catering privadas. La privatización de los comedores escolares, como en otros servicios públicos, fue iniciada por los anteriores gobiernos del PSOE en la Junta y ha provocado que este servicio se encuentre en manos de las cuatro grandes corporaciones de restauración colectiva que copan en el 58% de este sector en España.
Por otra parte, la Consejería de Educación también ha desatendido los hábitos de higiene de los niños y niñas de tres años, propiciando que no haya personal público para atenderlos en sus problemas de higiene. La responsabilidad ha sido trasladada a la familia, haciendo que los niños y niñas tengan que permanecer desatendidos hasta la llegado de un familiar al centro o que las familias se vean obligadas a contratar, por sus propios medios, personal externo para cubrir esta necesidad.