Notas de un lector

En el centenario de Ernesto Cardenal

Ernesto Cardenal (1925 – 2020) fue el vivo testimonio de una época “bárbara y primitiva, pero poética”.

Publicado: 16/04/2025 ·
12:45
· Actualizado: 16/04/2025 · 12:45
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Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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Hace ya más de seis décadas, escribió Ernesto Cardenal: “Ha venido la primavera con su olor a Nicaragua”, Y ahora, en esta primavera que coincide con el centenario de su nacimiento, aquel aroma, vuelve para esenciar el reconocimiento a la lúcida trayectoria de un autor que entregó su voz en favor de las letras. Ernesto Cardenal (1925 – 2020) fue el vivo testimonio de una época “bárbara y primitiva, pero poética”. De su quehacer, se desprende la verdad de haber amado una patria compleja y esquiva, de haber apostado por un espacio que lo vio nacer y crecer, y que, sin embargo, le dejó heridas que nunca cicatrizaron.

La oportuna edición de sus Prosas Dispersas, -que brinda con su habitual cuidado y esmero la Fundación Banco Santander-, acerca la figura y la literatura del escritor nicaragüense a través de breves ensayos, crónicas y textos autobiográficos. En su prólogo, Luce López-Baralt da cuenta de las distintas y variopintas vicisitudes acaecidas al autor, quien fuera escultor, traductor, sacerdote, teólogo de la liberación, pintor, ministro de Cultura sandinista y fundador de una comunidad contemplativa en la isla de Solentiname, que acogía a pobres y organizaba talleres de poesía para niños con cáncer o pintura para campesinos: “El mundo conoce a Ernesto Cardenal como uno de los más altos poetas contemporáneos de la lengua española (…) Llegó a entender que también se sirve a Dios y a los demás con la escritura”.

Su verbo, vigoroso y revolucionario, místico y comprometido, nace de su convicción por saberse un hermeneuta de su tiempo, un firme testigo de su sed vital. En su obra, priman los trasuntos de temática histórica, incluso los políticos y económicos, pero su maestría radica en la magia con la que ha sabido convertir en literatura trascendente tan ásperos materiales.

Juan Carlos Moreno-Arrones Delgado, encargado de la selección e introducción, cumple con el último gran proyecto de Cardenal, quien tras dar a la luz su Poesía completa -reunida por la editorial Trotta (2019)-, quiso aunar toda su prosa en un solo volumen.

Aparece éste dividido en cinco bloques temáticos: “Espiritualidad”, “Arte y Literatura”, “Ecología”, “Disertaciones”, “Miscelánea” y un relato breve titulado “El sueco”. Tal y como afirma su compilador, “el lector podrá una idea bastante certera de quién era, cómo pensaba y cómo sentía el último místico hispanoamericano de finales del siglo XX y principios del XXI”.

La inclinación lírica de Ernesto Cardenal se aprecia en estas sugestivas páginas en las que la poesía asoma por doquier. Y así, van desplegándose jugosos apuntes, anotaciones, versos, sobre José Martí, Rubén Darío, Walt Whitman, William Carlos Williams Pablo Neruda Cintio Vitier, Pablo Antonio Cuadra…, en una summa variada y amena, entremezclada con un sinfín de temas que le fueron trascendentes a lo largo de su historia.

Por fortuna, Ernesto Cardenal fue reconocido en vida a nivel nacional e internacional con muy diversos galardones: “José Martí”, “Rubén Darío”, “Pablo Neruda”, “Henríquez Ureña”, “Reina Sofía”… Con ellos, la difusión y recepción de su obra fue en aumento.

Leo y releo su decir, y celebro junto a sus versos, solidarios, bienaventurados, la voz propia, inconfundible y necesaria de un grandísimo escritor: “Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido:/ yo, porque tú eras lo que yo más amaba,/ y tú, porque yo era el que te amaba más./ Pero de nosotros dos, tú pierdes más que yo:/ porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,/ pero a ti no te amarán como te amaba yo”.

 

 

 

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