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Lunes 25/11/2024
 

Jerez

Plaza Vargas ¿De la copa a la tapa para cerrar el conflicto?

Hace años que los vecinos de este céntrico enclave reclaman al Ayuntamiento que verifique el cumplimiento de la normativa en los negocios del entorno. Ahora se plantea su peatonalización y que los bares ofrezcan una oferta encaminada a la gastronomía

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  • Pancartas en Plaza Vargas -

¿Derecho a ganarse la vida o a descansar? ¿Quejas justificadas o injustificadas? ¿Un infierno todos los fines de semana o sólo en fechas puntuales? Hablar de la plaza Vargas en los últimos años es sinónimo de debate y de protestas vecinales ante lo que consideran un incumplimiento de la normativa por parte de algunos de los negocios del entorno. Los acusan de generar ruido y sobre todo de permitir a los clientes que utilicen la plaza como si fueran sus terrazas, sin tener licencia para ello, lo que provoca más ruido y suciedad por parte de aquellos incivilizados que orinan en la calle o arrojan basura al suelo.
“¿Qué culpa tengo yo de los guarros?”, considera Marko Stamenkovic, el propietario de la cervecería Los Dos Deditos, quien recuerda que su negocio tiene en la puerta un cartel en el que se informa a los clientes de la prohibición de sacar copas a la calle. “Yo no tengo autoridad ninguna de retener a nadie ni de pedir un DNI. Como dueño del negocio le puedo quitar la copa y decirle que no lo haga, pero no le puedo decir que se vaya a 700 metros, porque en la calle no tengo autoridad ninguna, para eso está la Policía. Y eso que soy de los pocos que se pone en la puerta para intentar cumplir a rajatabla la ley. Eso incluso me ha costado clientela”.

Marko se posiciona con los vecinos en el hecho de que él también está en contra de que la gente beba en la calle y haga botellón, entre otras cosas porque también le repercute económicamente, pero igualmente les recuerda el lugar en el que viven. “Tienen que ser conscientes de que vivimos en el centro de una ciudad de 212.000 habitantes. Vivir aquí tiene sus cosas buenas, pero también otras que no lo son tanto, como el hecho de que la gente quiera venir aquí. Pero es que eso ocurre en toda España. Vete al centro de Salamanca, al de Madrid, al de Barcelona, al de Sevilla…”.

El Duplicado es uno de los negocios más señalados por los vecinos. Antonio Rodríguez es su propietario y considera que lejos de lo que los vecinos dicen, la plaza Vargas lleva tiempo sin ser una zona conflictiva. “Yo vivo encima de mi negocio, duermo todas las noches aquí y yo no escucho ruido”.
Desde su punto de vista, “los vecinos tienen que entender que estamos en una zona con cinco bares y si creen que no va a haber ruido, mal vamos”. Tampoco entiende el porqué les acusan de no cumplir con la normativa. “La gente es mayor de edad y es libre de salir con copas. Yo tengo un cartel en la puerta diciendo que está prohibido, pero yo ya ahí no puedo pelearme con la gente”. Antonio considera que el problema es que es difícil concienciar a la clientela de que no puede estar en la plaza. “Si en el centro todos los bares tienen terraza y la gente bebe donde quiere, como en Plateros o San Pablo, es muy difícil que aquí no hagan lo mismo”.

La Barbería es junto al Duplicado el local que más críticas recibe de los vecinos. Su pequeño tamaño, poco más de 24 metros cuadrados, hace que la gente suela beber en la puerta, algo que reconoce su propietario, Manuel Jesús Lebrón, que se hizo con las riendas del negocio el pasado mes de marzo. Desde entonces y hasta ahora ha recibido cinco actas, casi todas por carecer de licencia de terraza, y eso que contaba con el justificante de haberla solicitado hace seis meses. Justamente ahora la ha recibido, por lo que hasta final de año podrá instalar dos mesas en la plaza, si bien esto tampoco le garantiza no seguir acumulando faltas administrativas. “El otro día llegaron dos técnicos de Urbanismo que me levantaron un acta por tener encendida la tele y tener puestos villancicos”.

Lebrón considera que más allá de las molestias que sufren los vecinos, éstos tampoco quieren poner de su parte. “Cuando llegué en marzo, sabiendo cómo estaba la cosa aquí –el anterior propietario del bar acumuló hasta 30.000 euros en multas- les mandé una carta para citarme con ellos y plantearles el tema, pero no me contestaron. No quieren ceder y están empeñados en cerrar los bares, pero tienen que pensar que esto es el centro, una zona de ocio, no el campo”.

Tras estos meses al frente del negocio, Manuel Jesús afirma no arrepentirse de haberse hecho con La Barbería, pero sí afirma que “me han quitado la ilusión”. “Nos sentimos perseguidos, porque no es normal que aquí haya todos los fines de semana una pareja del 092, que llegan a intimidar a los clientes, cuando hay otras zonas de Jerez que también se llenan y ahí no ves a ningún policía”.

¿Una solución en ciernes?
Tras las nuevas quejas vecinales en las últimas semanas, este pasado lunes se reunían en el Ayuntamiento los propietarios de los negocios, el delegado de Urbanismo, Francisco Camas, el presidente de la patronal hostelera Horeca, Antonio de María y el jefe de la Policía Local, Manuel Cabrales, para plantear las medidas que pongan fin de una vez al conflicto. En este sentido, se abordó la posibilidad de que todos los locales de Vargas tramiten nuevas licencias de bares para así ofrecer otra oferta, más dirigida a la gastronomía que a las copas, y por ende, más diurna que nocturna. De esta manera, los negocios podrían tramitar licencia de terraza y, una vez la consiguieran, poder instalar mesas que, entre otras cosas, evitaría botellones y acumulación de gente en la plaza.

Para ello se haría necesario peatonalizar la plaza -algo que por otra parte llevan años reclamando los negocios-, permitiéndose sólo el paso a los vehículos de los vecinos con plaza de garaje. Desde Urbanismo se va a empezar a calcular lo que supondría esta obra, mientras que desde Horeca también se va a estudiar lo que le costaría a cada negocio instalar unos toldos que sirvieran además para insonorizar aún más la plaza de ruidos.

El presidente de la patronal hostelera está convencido de que “esta es la solución.  Si a los vecinos lo que le molesta es que la gente esté hasta las 4 de la mañana en la calle, con esta medida sólo podrán estar hasta las 2. Pero si les sigue molestando entonces hablaríamos de intolerancia y eso tampoco puede ser. Si convencemos a los empresarios de que renuncien a las copas, algo que ven con buenos ojos, son dos horas que les hemos quitado a los vecinos de ruido. El cambio será espectacular”, considera De María.

Pero si algo llamó la atención a los presentes en la reunión es que no acudieran otra de las partes implicadas, los vecinos. El presidente de la asociación vecinal del centro histórico, Alejandro González, afirma que no asistieron a la cita “porque ya hemos decidido que no vamos a reunirnos con el Ayuntamiento hasta que no actúe”. Desde su punto de vista “la solución ya existe y es el cumplimiento de la normativa. La culpa no es de los negocios, pero la solución no es buscar trucos mágicos. Y de eso no leí que se dijera nada en la reunión”. González apunta a que en la plaza Vargas no todos los negocios son culpables, sólo los que ejercen una actividad para la que no tienen licencia. “Aquí se ha corrido un tupido velo y parece que lo que ha pasado no ha existido, las molestias, los incumplimientos, las irregularidades... Por eso ¿qué confianza nos puede dar este tipo de propuesta? Queremos que el Ayuntamiento actúe, porque es quien tiene que aplicar la normativa y ya entonces veremos si la solución es o no factible. Y si puede ser la solución o no, eso ya lo tendrán que decidir los vecinos”.

Desde la asociación recuerdan igualmente que la ciudad debería contar desde 2012 con un mapa de ruidos que todavía no existe, algo que desde el Consistorio afirman que está elaborando una empresa con el objetivo de que esté finalizado para finales del próximo mes de mayo, y señalan que el próximo 12 de enero serán los vecinos, en asamblea, los que decidan si denunciar o no al Ayuntamiento, como así anunciaron recientemente.

“Yo se que la postura es impopular, pero nosotros no estamos para desagradar a los 212.000 habitantes de Jerez, sino para que los 3.000 vecinos del centro vivan bien, y ya no nos bajamos del burro”.
Alejandro González afirma que tienen que estudiar con su letrada a quién iría dirigida la denuncia, si bien tienen claro que la delegación de Urbanismo es la principal culpable, con el delegado actual, Paco Camas, y el anterior, Agustín Muñoz, a la cabeza, así como a los instructores de expedientes que consideren que no hayan ejercido bien su trabajo.

Bereber, el otro caballo de batalla

Aunque afortunadamente el botellón en San Mateo parece que ha pasado a mejor vida, las críticas a la popular discoteca Bereber, de calle Cabezas, siguen produciéndose. Alejandro González critica que permitan a sus clientes sacar sus bebidas a la calle en vasos de plástico, que luego aparecen desperdigados por todo el entorno. “La normativa dice que los negocios son responsables de que los clientes mantengan el decoro y el respeto, pero eso es una utopía. Para eso habría que poner a un policía a la puerta del local”. Este medio ha querido conocer la opinión de la discoteca en este sentido, si bien no ha sido posible.

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