De película. Así fue el atraco a punta de pistola que se produjo ayer en la sucursal bancaria de La Caixa de la Avenida Puertas del Sur y que durante casi tres cuartos de hora mantuvo en vilo a vecinos y comerciantes de una de las zonas comerciales más grandes de la ciudad. Afortunadamente este episodio, que movilizó a numerosos efectivos de la Policía Nacional y la Local terminó con “final feliz”: sin heridos y con dos individuos detenidos de origen italiano de 31 y 51 años.
Los dos eran delincuentes profesionales, iban armados e indocumentados y cuentan “con múltiples antecedentes”, según resaltan fuentes oficiales de la Policía Nacional. Durante casi tres cuartos de hora permanecieron en la sucursal encañonando una pistola en principio real -pendiente de verificación - apuntando a las personas que tenían retenidas, en total nueve -cuatro trabajadores y cinco clientes-, que se vieron sorprendidos por el asalto de estos dos individuos. También portaban una pistola eléctrica tipo táser.
Eran poco más de las 14.05 horas. En ese momento comenzaba la pesadilla para estos rehenes, que en algunos casos tuvieron que ser atendidos por crisis de ansiedad a la salida -había ambulancias en el operativo- abrazándose emocionados a familiares que les esperaban. Demasiada tensión acumulada en 40 minutos. Para algunos los más largos de su vida.
La central de alarmas de la entidad bancaria recibía un aviso de atraco donde, al parecer, tras el visionado de las cámaras de seguridad se observaba a dos individuos “con pasamontañas y amenazando a los trabajadores con un arma de fuego”. Automáticamente, se comunicaba los hechos al CIMACC-091 de la provincia para movilizar a las primeras dotaciones policiales, que se personaron rápidamente en el lugar y observaron a dos individuos intentando darse a la fuga ya con el dinero preparado y en una motocicleta estacionada al lado de la sucursal. La habían sustraído en Sanlúcar la pasada semana.
Fue entonces cuando, al percatarse de la llegada de los policías, descartaron la idea de huir “al ver lo que se les venía encima”. Seguía el calvario para los rehenes. Volvían a entrar en La Caixa para atrincherarse allí junto con el personal de la sucursal y los clientes. A partir de ahí, se acordonó toda la zona en el marco de un amplio y espectacular dispositivo con efectivos de las UPR (Unidad de Prevención y Reacción), el Grupo de Atención al Ciudadano (radiopatrullas), y los investigadores de la UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), además de la colaboración de la Policía Local, para establecer los cinturones de seguridad y cerrar al tráfico la avenida Puerta del Sur. Un cierre que provocó grandes retenciones y que dificultó el acceso de los vecinos a sus domicilios, pues los agentes dieron orden expresa a la gente de que se resguardaran, ya que los atracadores iban armados y podrían escaparse tiros (los vídeos difundidos en redes sociales muestran a los policías en algunas ocasiones alertando a la gente por su imprudencia y por no hacer caso a sus indicaciones).
Lo mismo ocurrió en los negocios de la avenida y medianas superficies anexas como el propio Mercadona, que cerró con clientes dentro como medida preventiva de seguridad y atendiendo a las instrucciones de los funcionarios. La actitud de los agentes prevenidos y concentrados en las inmediaciones de La Caixa y con las armas desenfudadas impresionaba en general a todos los presentes.
“Una respuesta rápida”
Paralelamente, se había puesto en marcha el protocolo ante incidentes críticos, activando para ello al equipo nacional de negociadores de la Policía Nacional y desplazándose hasta el lugar uno de ellos. A partir de ahí, un miembro de la UDEV se puso en contacto con los atracadores telefónicamente. Tras mediar con ellos, salieron por su propia voluntad de la entidad bancaria, donde fueron arrestados por los agentes de la UPR. Siguiendo la orden, ya en la puerta, se tiraron al suelo y fueron reducidos.
“Esto es una respuesta rápida de la Policía Nacional en estos casos”, resaltaron fuentes oficiales. Ahí muchos testigos comprobaban la indumentaria de estos profesionales: iban ataviados con dos monos de trabajo de color blanco desechables, lo que hizo que más de un testigo se pensara lo peor. “Esos son. Míralos, que van de blanco, no será yihadista ni nada de eso, no?” afirmaba una chica captando el momento de la detención con su móvil. Al cierre de esta edición los dos delincuentes se encontraban en los calabozos de la Comisaría.
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