Dos fincas okupadas del centro histórico sufrieron sendos incendios a lo largo de la jornada de este pasado lunes, unos hechos que han soliviantado aún más a los vecinos de los inmuebles colindantes, que en reiteradas ocasiones han demandado al Ayuntamiento que intervenga para garantizar su seguridad procediendo al precintado de estos edificios.
Las fincas en cuestión se encuentran en la calle Liebre y la calle Molino de Viento, en San Mateo y San Miguel, respectivamente.
Están abandonadas, presentan un estado ruinoso y han venido siendo ocupadas de manera irregular por todo tipo de personas.
La presidenta de la asociación de vecinos Centro Histórico, Tamara Jiménez, asegura que el inmueble de la calle Liebre “ha sido expoliado por completo” y apenas sirve ya “como acumulador de basuras de todo tipo y maderas”, lo que entraña un peligro indudable para los vecinos de las fincas colindantes.
No es la primera vez que los bomberos deben acudir a este punto del centro histórico para sofocar un incendio.
El anterior “creo que se produjo en enero”, recuerda Tamara Jiménez, que entiende que el Ayuntamiento “tiene mecanismos para al menos tapiar” el edificio “por una mera cuestión de salud pública”.
Francisco Jiménez vive junto a la finca siniestrada de Molino de Viento y urge también una solución similar que al menos evite las continuas entradas y salidas de personas al interior del edificio.
“No nos podemos mover de casa porque en cualquier momento se cuelan en la nuestra por la azotea, como ya han intentado en alguna ocasión. Aquí viven personas mayores y niños, y estamos siempre con el miedo en el cuerpo”, subraya.
Este pasado lunes “metieron fuego” al inmueble, lo que provocó la lógica alerta en el vecindario. No ha sido la primera vez y posiblemente tampoco sea la última. “Como no lo cierren le meterán fuego otra vez”, advierte.
Rafael García, de la asociación de vecinos Cruz Vieja, lamenta que estos hechos se repitan de manera recurrente en un barrio con muchas fincas abandonadas.
Esta circunstancia provoca que desde hace algún tiempo existan desaprensivos que alquilen habitaciones de manera irregular, aprovechándose del estado de abandono de las fincas.
De ahí que algunos vecinos hayan optado por tabicar por sus propios medios aquellos edificios que consideran puede ser fácilmente okupados para evitar males mayores, asumiendo un trabajo que no les corresponde.
Estas prácticas se han extendido también al barrio de San Mateo, según admite Tamara Jiménez.
“Hace un par de meses los vecinos tapiaron una finca situada junto a la plaza del Mercado por su propia seguridad. Pero ese tipo de cosas no deben hacerla los vecinos, sino el Ayuntamiento, que tiene herramientas para hacerlo”, insiste.