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Miércoles 27/11/2024
 

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El Ayuntamiento entrega a una madre de seis hijos una VPO en alquiler con humedades y moho

Nueve años llevaba Sara esperando una vivienda social en alquiler del Ayuntamiento donde vivir con sus seis hijos de uno, cuatro, siete, ocho, 17 y 22 años

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  • Al encarar el pasillo ya se siente el olor a humedad y se nota el frío el ambiente.
  • Ella y su hijo mayor duermen en la casa para “que no me la quiten o se metan ocupas”, pero el resto viven repartidos en casa de familiares.
  • Se trata de una familia vulnerable, actualmente Sara no cuenta con un contrato de trabajo, su renta depende de las “cosillas” que le van saliendo.

Nueve años llevaba Sara esperando una vivienda social en alquiler donde vivir con sus seis hijos de uno, cuatro, siete, ocho, 17 y 22 años. Por fin lo había conseguido, pero al abrir la puerta se encontró con un piso con desperfectos y lleno de humedades. “No se puede respirar ni vivir en la casa”.

Ellos han visto que la casa está podrida. Hago escrito, tras escrito, tras escrito y no me hacen ni caso.

“Desesperada” ha acudido a Viva Málaga y 7TV Andalucía para denunciar la pensadilla que está viviendo. Hace unos seis meses el Instituto Municipal de la Vivienda (IMV), gestionado por el Ayuntamiento de Málaga, le avisó de que “me había tocado una casa y me exigieron que me viniera corriendo”, cuenta Sara.

Al entrar se encontró el domicilio “lleno de pertenencias del antiguo propietario, no se veían ni las paredes”. Logró que sacaran todos los objetivos y lo que le deparaba era mucho peor. Una casa llena de desperfectos con ventanas que no cierran, en muchas no hay cristales y en otras las persianas están rotas. Losas del suelo rota, cables colgando, la vitrocerámica partida y humedades.

Al encarar el pasillo ya se siente el olor a humedad y se nota el frío el ambiente. Una de las tres habitaciones está infectada de moho por las humedades: “Yo no puedo meter aquí a seis niños”, dice sin evitar romper a llorar por la impotencia. Aunque intenta pasar el mínimo de tiempo posible, ella y su hijo mayor duermen en la casa para “que no me la quiten o se metan ocupas”, pero el resto de sus hijos viven repartidos en casa de familiares, porque tiene miedo a las consecuencias nocivas en la salud de los pequeños.

El moho puede provocar alergias y problemas respiratorios como bronquitis, sinusitis, irritación en los ojos, congestión nasal, estornudos, secreción y complicar síntomas en casos de rinitis y asma. También puede producir dolores reumáticos, deshidratación y originar o complicar diversas patologías cutáneas, como los eccemas y dermatitis. Además, se pueden presentar irritaciones, picazón, sarpullidos por la obstrucción de las glándulas sudoríparas al no secarse el sudor como efecto de la humedad, tal y como explican desde Novanor, empresa especialista en humedades. Los bebés, los niños y las personas mayores son especialmente vulnerables. Además, uno de los dos servicios, está inhabilitado, después de que una fuga del vecino provocara una “cascada”. Hay un agujero en el techo.

Sara, asegura, ha comunicado la situación en la que se encuentra al personal del IMV: “Ellos han visto que la casa está podrida. Hago escrito, tras escrito, tras escrito y no me hacen ni caso. He hablado con la asistenta social, con el defensor del pueblo, voy al IMV, yo no me niego a pagar, yo quiero vivir limpia y honradamente”. A día de hoy solo pasan todos juntos algunos días, “los fines de semana los llevo al parque y alguna vez dormimos en el salón en colchones, pero son muy pocas noches”.  

“Después de nueve años esperando no quiero entregar la casa”, porque sabe lo que es quedarse en la calle. En 2018 tuvo un desahucio al fallecer la mujer que estaba cuidando y donde estaba viviendo. Lo que pide, “por favor”, es que “me la arreglen o me la cambien por una en buen estado” para que pueda volver a dormir con sus hijos bajo el mismo techo. En estos seis meses “solo me han arreglado tres puertas y me han dado un bidón de pintura, nada más”.

Se trata de una familia vulnerable. Actualmente, Sara no cuenta con un contrato de trabajo, su renta depende de las “cosillas” que le van saliendo. Su hijo mayor aporta siempre que puede, también con trabajos temporales. El padre de “mis niños no me da una manutención, pero la comida no les falta, es más, casi siempre están con él, con mi cuñada o mi madre”. Su ilusión es conseguir una casa en la que vivir y encontrar un empleo, “me da igual si es por la noche, por la tarde o por la mañana,” para “seguir luchando por mis hijos”.

Viva Málaga se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento para conocer su versión de los hechos y el por qué del estado de la vivienda, pero en el momento de publicación de esta noticia aún no se ha obtenido respuesta.

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