Las autoridades de la Cachemira india han sepultado en secreto a más de 500 insurgentes abatidos en combate en los últimos tres años, un medida que busca evitar protestas en esta región con fuertes sentimientos separatistas.
Según los registros policiales, 567 insurgentes murieron en choques con las fuerzas de seguridad en los últimos tres años: 203 en 2020, 184 en 2021 y 180 en lo que va de 2022.
Las autoridades dejaron de entregar los cadáveres de los militantes a sus familiares por primera vez en marzo de 2020 como parte de las medidas por la covid-19; sin embargo, esta práctica siguió en uso a pesar del fin de las restricciones por la pandemia.
Una fuente policial consultada por EFE afirmó, en condición de anonimato, que la medida intenta evitar grandes aglomeraciones en los funerales, donde suelen producirse además enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y los manifestantes independentistas.
Las operaciones militares han estado en pleno apogeo en esta región de mayoría musulmana desde 2019, cuando Nueva Delhi derogó su estatus de semiautonomía y desmembró el antiguo estado en dos territorios federales bajo la administración del Gobierno nacional.
Las autoridades designaron cinco puntos en áreas remotas para enterrar en secreto a los militantes muertos. Hasta allí acuden con frecuencia las familias para rezar ante sus seres queridos.
"Se han convertido en norma las pequeñas reuniones de luto, dolor y tristeza. Se puede ver especialmente a madres llorando y abrazando las tumbas de sus hijos", relató a EFE un residente de la aldea norteña de Wudder, cerca de uno de estos cementerios de facto.
LA INQUIETA NORMALIDAD
El Gobierno del primer ministro indio, el nacionalista hindú Narendra Modi, ha defendido la normalidad en la que vive la región desde la abolición de sus privilegios de semiautonomía, aunque las operaciones contra la insurgencia y las víctimas continúan.
"Ciertamente hay una gran disminución de los incidentes violentos", dijo a EFE un oficial policial, que agregó que, "de 417 incidentes en 2018, solo hubo 229 en 2021 y 123 en 2022".
Pero según datos policiales a los que EFE tuvo acceso, en los 123 incidentes violentos en lo que va de 2022 murieron 31 miembros del personal de seguridad y 31 civiles, mientras que en 2021 fallecieron 44 miembros de las fuerzas de seguridad y 41 civiles.
"La situación de ley y orden mejoró enormemente, con la casi desaparición de los incidentes de lanzamiento de piedras y las convocatorias de huelga patrocinadas por los separatistas", dijo en un acto reciente el gobernador designado por el Gobierno, Manoj Sinha.
ASESINATOS SELECTIVOS
Datos presentados en el Parlamento indio la semana pasada sostienen que hasta 14 civiles pertenecientes a comunidades minoritarias, incluidos tres hindúes de Cachemira, conocidos como pandits, han sido asesinados en la región este año.
Estas muertes forman parte de una ola de asesinatos selectivos de hindúes y trabajadores migrantes por presuntos insurgentes, en un intento por ahuyentar a los foráneos o a los no musulmanes.
El líder pandit cachemir Sanjay Tikoo rechazó estas cifras y afirmó que al menos siete pandit fueron asesinados durante 2022 en Cachemira, más del doble del número presentado en el Parlamento.
La Conferencia Hurriyat, una organización que amalgama varios partidos locales separatistas, mostró recientemente en un comunicado su condena a todo tipo de ataque, "ya sea por parte del Estado o por el asesinato de miembros de comunidades minoritarias y no locales".
También condenó "los arrestos arbitrarios, especialmente de menores, y encarcelamientos bajo leyes draconianas, el hostigamiento de periodistas, disidentes o cualquier persona que desafíe las órdenes del Estado o exprese una opinión disidente".
Cientos de miembros de la sociedad civil y líderes políticos permanecen en prisión dentro y fuera de Cachemira desde hace años.
"Decenas de periodistas y miembros de la sociedad civil han sido interrogados y hostigados en los últimos tres años, mientras se ha puesto en marcha una vigilancia constante para comprobar que todo el mundo sigue la línea oficial", aseguró a EFE un abogado de la Corte Superior de Cachemira, que pidió el anonimato.
Otro miembro de la Policía de Cachemira dijo a EFE que entre los detenidos se encuentran simpatizantes de la insurgencia y sus "miembros sobre el terreno" (OGW, en inglés), para referirse a civiles que ayudan y brindan apoyo logístico a los militantes.
Según los datos policiales, 270 OGW fueron detenidos en 2020, 180 en 2021 y 90 en lo que va de 2022.
Las autoridades "han creado diferentes categorías para demostrar que toda Cachemira es terrorista. Están matando o encarcelando a personas calificándolas de terroristas, simpatizantes de terroristas, terroristas híbridos, OGW, terroristas narrativos o separatistas", agregó el abogado.
Los rebeldes armados, que según la India actúan patrocinados por Islamabad, luchan desde hace más de tres décadas por la independencia total de la región o su anexión a Pakistán.
Datos de varias organizaciones de derechos humanos apuntan a que desde entonces han muerto en relación con el conflicto más de 75.000 personas, en su mayoría civiles.