La Caixa, que ha regresado al accionariado de Colonial, y el BBVA, al de Metrovacesa, son los principales exponentes. A principios de 2002, las mayores inmobiliarias tenían a un banco o a una caja como accionista de referencia: Vallehermoso, al Santander; Metrovacesa, al BBVA; Urbis, a Banesto; y Colonial, a La Caixa.
Sin embargo, la estrategia de bancos y cajas de reducir riesgos en el ámbito industrial y centrarse en el negocio financiero, y la pujanza de algunos empresarios del sector del ladrillo cambiaron el panorama en pocos años.
En mayo de 2002, el Santander vendió un 24,5% de Vallehermoso, entonces la mayor inmobiliaria española, a Sacyr, que en aquel momento no cotizaba en Bolsa y que tenía como vicepresidente a Luis del Rivero.
La operación de Vallehermoso fue sólo el principio. Un mes después, en junio, Bami, una pequeña inmobiliaria pilotada por Joaquín Rivero, que había crecido a golpe de operaciones corporativas, daba la campanada y compraba al BBVA su participación de control (23,9%) en Metrovacesa, la segunda del sector.
Cuatro años más tarde, La Caixa se desprendía del 39,4% de Inmobiliaria Colonial a través de una OPA lanzada por Inmocaral, la antigua Fosforera, que se había convertido en una de las grandes del sector gracias al impulso del empresario sevillano Luis Portillo.
En el verano de 2006, Urbis, la inmobiliaria de Banesto, cambiaba de manos mediante una OPA y pasaba a ser controlada por Construcciones Reyal. Nacía así Reyal Urbis.
En los últimos meses, el péndulo ha cambiado de sentido por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y porque buena parte de las operaciones corporativas se habían financiado mediante créditos avalados por el propio valor de las acciones adquiridas.
El pasado abril, Luis Portillo, el mayor accionista de Colonial, dejaba el control de la inmobiliaria a sus bancos acreedores, encabezados por el Popular y La Caixa.
Más recientemente, la familia Sanahuja, accionista de control de Metrovacesa tras la ruptura pactada con Joaquín Rivero, entregaba la mayoría del capital a seis bancos acreedores: entre ellos el BBVA, que vuelve al accionariado, y Santander y Banesto, que en el pasado fueron accionistas de referencia de Vallehermoso y Urbis.
Vallehermoso sigue en manos de Sacyr, pero la constructora se ha visto obligada a poner a Testa, su filial de patrimonio, como garantía del crédito con el que compró el 20% de Repsol YPF.