La canciller alemana, Angela Merkel, anfitriona el próximo fin de semana de la cumbre del G7, defendió hoy la relevancia de una cita que reúne cada año a las principales potencias económicas del mundo y confió en que las manifestaciones de protesta convocadas sean "estrictamente pacíficas".
En una entrevista con el diario "Süddeutsche Zeitung", Merkel asume que siempre hay grupos que buscan "poner a prueba" a las fuerzas de seguridad y subraya que, con la experiencia de otros grandes eventos, se tomarán todas las precauciones necesarias para garantizar la seguridad de todos.
A la cumbre del G7, organizada en el castillo bávaro de Elmau, cerca de la frontera con Austria, asistirán los jefes de Estado o de Gobierno de Alemania, EEUU, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Canadá.
Las autoridades federales y las del estado de Baviera, que auguran que miles de personas se desplazarán a la región para participar en las diversas marchas y acciones de protesta convocadas, han diseñado un amplio dispositivo de seguridad compuesto por más de 19.000 efectivos.
Merkel defiende la importancia del encuentro y apunta a dos objetivos concretos: preparar la cumbre del clima que se celebrará en diciembre en París y diseñar una fórmula para afrontar crisis sanitarias globales, como la del ébola, con la creación de una fuerza de despliegue rápido de "cascos blancos".
La canciller descarta que la polémica del espionaje estadounidense en suelo alemán pueda lastrar la reunión o las relaciones bilaterales, se muestra convencida de que el caso se aclarará y apuesta por la colaboración de los servicios de inteligencia de dos países aliados a pesar de las críticas.
Tras haber sido acusada en los medios germanos de mentir por haber sostenido antes de las últimas elecciones que Berlín negociaba con Washington un acuerdo de "no espionaje" que nunca vio la luz y que EEUU presuntamente nunca tuvo la intención de firmar, Merkel asegura que "hubo conversaciones" y que siempre se actuó "de buena fe".
El último escándalo implica a los servicios secretos alemanes, que, según diversas informaciones periodísticas, habrían ayudado a EEUU a espiar a objetivos gubernamentales y empresariales europeos, asunto que estudia una comisión de investigación parlamentaria.
Según explica, continúa el proceso de consultas abierto con las autoridades estadounidenses para analizar si procede entregar a esa comisión la lista de presuntos objetivos y cómo satisfacer el derecho de ese órgano parlamentario a recibir la información que necesita.
Al margen de estos puntos de tensión, Merkel insiste en la relevancia de las relaciones transatlánticas y apuesta por cerrar antes de fin de año las negociaciones del Tratado de Libre Comercio e Inversiones (TTIP) entre la UE y Estados Unidos.
En 2016 EEUU entra en año electoral y la canciller confía en suscribir el acuerdo durante el mandato de Barack Obama, ya que "si no comenzará una larga pausa".