El ataque perpetrado por un hombre con presuntos problemas psíquicos y adicción a las drogas en una estación de tren de Baviera, que se saldó con un muerto y tres heridos acuchillados, desató hoy la alerta en el país ante el temor a un atentado yijadista.
Según testigos de la agresión, registrada poco antes de las 05.00 horas (03.00 GMT) en la estación de Grafing, cercana a Múnich, el hombre gritó "Allahu Akbar" (Alá es grande) y "Sois infieles, debéis morir", lo que llevó a la Fiscalía a deducir que podía tratarse de un ataque "con motivaciones políticas".
En rueda de prensa, horas después de la agresión y mientras aún se tomaba declaración al hombre, un alemán de 27 años detenido en el lugar de los hechos, la Policía y la Fiscalía informaron de que no había indicios que apuntaran a vínculos con "salafistas" o "islamistas" o una posible radicalización a través de internet.
Como ya había avanzado el ministro de Interior de Baviera, Joachim Herrmann, los investigadores señalaron que el hombre, sin antecedentes penales, tenía problemas psíquicos y de drogadicción.
Su declaración ante la Policía, calificada de confusa, no permitió aclarar los motivos del ataque y el fiscal superior de Múnich, Ken Heidenreich, avanzó que el hombre será sometido a un examen médico para establecer si es responsable de sus actos y si es ingresado en prisión o en un centro psiquiátrico.
Según explicó Lothar Köhler, director de la Oficina de Investigación Criminal de Baviera, se está investigando una presunta conversión al islam del atacante, que hizo unas declaraciones en este sentido.
El hombre fue tratado puntualmente el pasado domingo en un hospital de Hesse (oeste de Alemania) por problemas psíquicos, después de que la Policía de dicho "Land" (oeste), donde residía, detectase en él un comportamiento "extraño" atribuido al consumo de drogas, añadió Köhler.
La Policía no ha podido aclarar por qué el hombre, un carpintero desempleado desde hace dos años, decidió viajar de Hesse a Baviera; según sus declaraciones, su deseo era llegar a Austria o a Portugal.
Según la reconstrucción de sus últimas horas realizada por los investigadores, el hombre llegó ayer a Múnich e intentó alojarse en un hotel cercano en la estación, pero carecía de dinero para pagar la habitación.
Ya de madrugada y aparentemente sin un plan determinado, cogió un tren con destino a Grafing y pasó varias horas en las cercanías de esa estación, donde poco antes de las 05.00 horas atacó con un cuchillo de unos diez centímetros de hoja a su primera víctima en un vagón de un ferrocarril de cercanías.
Era un hombre de 56 años, que murió a las pocas horas de ser ingresado en el hospital dada la gravedad de las heridas.
El atacante hirió gravemente a un segundo hombre, de 58 años, en el andén, aunque su vida no corre peligro, y después a dos ciclistas (de 55 y de 43 años) en la plaza situada frente a la estación.
En ese lugar fue detenido minutos después por la Policía, sin ofrecer resistencia y con el cuchillo aún sujeto en el cinturón.
Sobre el andén y en los alrededores de la estación quedaron abundantes rastros de sangre y las huellas de los pies desnudos ensangrentados del atacante.
En los alrededores los agentes hallaron diversas pertenencias del hombre, como su mochila, sus carnés de identidad y de conducir y sus zapatos, que aparentemente se había quitado por creer que tenía chinches.
Los investigadores, que no pudieron determinar en un primer momento si el hombre se encontraba bajo el efecto de las drogas durante el ataque, creen que eligió el lugar de la agresión al azar y están convencidos de que actuó solo.
La Fiscalía le acusa de un asesinato y de tres intentos de asesinato.