El candidato socioliberal a las presidenciales francesas, Emmanuel Macron, afirmó hoy que si gana el próximo domingo, no tiene intención de interferir en el día a día de su Gobierno, sino "presidir" y consagrarse, sobre todo, a la política europea, a la exterior, a la defensa y a la educación.
"No quiero gobernar, quiero presidir", subrayó en una entrevista a la emisora "RTL" Macron, quien añadió que eso significa "no interferir en todos los campos ministeriales y no meterme en todo".
El favorito de las encuestas puntualizó que eso no supone que vaya a retirarse de la gestión, pero sí que se consagrará en particular, de acuerdo con las competencias del jefe del Estado fijadas en la Constitución, al papel de Francia en Europa y a la política exterior y de defensa.
Añadió que también tiene intención de consagrarse a la prioridad que es para él la educación.
Macron se resistió, como ha venido haciéndolo hasta ahora, a dar nombres sobre en quién piensa como su primer ministro. Se limitó a señalar que los criterios para su elección son "la competencia y la capacidad para dirigir" y que no ha informado a la persona elegida.
Preguntado sobre si piensa que va a resurgir en las legislativas la derecha, excluida de la segunda vuelta de las presidenciales (su candidato, François Fillon, quedó en tercera posición, tras él mismo y tras Marine Le Pen), respondió que "la recomposición de la política se hará en torno a las dos fuerzas que están presentes en la segunda vuelta".
Eso significa -confirmó- que serán su propio movimiento, En Marcha, y el Frente Nacional de Marine Le Pen, los que estructurarán el nuevo panorama político.
Macron, que dijo afrontar la votación del domingo con un ánimo "determinado" y "tranquilo", justificó su negativa a renunciar a diferentes elementos de su programa para atraer votos de candidatos que no le apoyaron en la primera vuelta, en especial después de la demanda en ese sentido del que fue el candidato de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon.
"Si cediera a unos y otros -argumentó- (...) traicionaría al 25 % (obtuvo el 24,01 %) de los votantes que me eligieron en la primera vuelta".
Añadió que "nuestra democracia se muere por la falta de coherencia" y que el "enfado" que manifiestan los franceses "viene de la ineficacia colectiva" y "si se pone agua tibia" en su programa "no se arregla ningún problema".
Mélenchon, que no ha pedido explícitamente el voto por Macron el domingo, pero sí ha lanzado un llamamiento para impedir la victoria de Le Pen, le había reclamado que abandonara su idea de una nueva reforma laboral para flexibilizar el mercado de trabajo. Macron quiere hacer esa reforma este mismo verano y por decreto para ir más deprisa.