El coronavirus no se detiene en América Latina, que este jueves no solo vio los contagios de la mandataria interina boliviana y del presidente de la Asamblea Constituyente de Venezuela y nuevos récords diarios de la enfermedad en las últimas horas en países como Bolivia, Costa Rica y República Dominicana, sino que recibió con preocupación la advertencia de la ONU de que la pandemia va a disparar la pobreza y la desigualdad en la región.
Una crisis sanitaria que sigue sin respetar condición social ni ideología. Tras la confirmación el martes del positivo del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, al final de la tarde de hoy se anunció que la mandataria interina de Bolivia, Jeanine Áñez, y el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de Venezuela, el chavista Diosdado Cabello, se contagiaron con la enfermedad, por lo que guardarán aislamiento desde el que seguirán desarrollando sus funciones.
Pero más alarma produce saber que con una contracción del PIB prevista para este año del 9,1 %, América Latina y el Caribe vivirán la "mayor recesión económica en 100 años", según un informe de Naciones Unidas, a lo que se sumará una caída del 20 % en las exportaciones y en las remesas, dos de las grandes vías de ingresos para la región, como añadió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Ante esta situación, se espera que 45 millones de personas caigan en 2020 en la pobreza, para un total de 230 millones en la región, mientras que unas 28 millones de personas más quedarán en situación de extrema pobreza, elevando el total hasta 96 millones, de acuerdo con la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.
Unas cifras que dispararán más la desigualdad, ya que la pobreza, destacó Bárcena, tiene "rostro de mujer" y afecta de forma desproporcionada a los pueblos indígenas y afrodescendientes, además de acrecentar la vulnerabilidad de migrantes y refugiados.
"Para reconstruir mejor es necesario transformar el modelo de desarrollo de América Latina y el Caribe", defendió en un mensaje en video el secretario general de la ONU, António Guterres, que denunció que "los niveles de desigualdad se han vuelto ya insostenibles" en Latinoamérica.
CRECE LA PREOCUPACIÓN
Situación más que preocupante pero que es difícil de abordar en una región que es uno de los epicentros del COVID-19, con 4 países dentro de los 8 más afectados en el mundo por la pandemia, algo que lejos de remitir tiende a crecer ante el incremento de la enfermedad.
Así, como pasa continuamente, en las últimas horas se reportaron récords diarios de nuevos casos en países como Bolivia, que tuvo este jueves 1.439, por encima de la cota máxima de 1.301 que vivió la semana pasada, todo después de que desde finales de junio la curva de positivos haya mostrado una tendencia creciente con más de mil confirmados cada día.
Con 42.984 contagios y 1.477 muertos, Bolivia pasó de una situación relativamente controlada a tener en sus principales ciudades, como Santa Cruz, El Alto, La Paz y Cochabamba hospitales y centros de salud en emergencia por falta de recursos, personas que fallecen en la calle, familias esperando días para enterrar o incinerar a los fallecidos y cementerios excavando fosas de urgencia.
República Dominicana también reportó un máximo diario de contagios, 1.202 el miércoles, según cifras dadas a conocer este jueves, a lo que se suma que sigue subiendo la ocupación en los hospitales, con solo un 24 % de disponibilidad de camas para pacientes con el coronavirus en centros públicos y privados.
Problemática principalmente crítica en Santiago, la segunda ciudad dominicana, con un 96 % de las camas ocupadas, y en la zona metropolitana de Santo Domingo, que registra un 77 % de ocupación.
Mientras, en Costa Rica las autoridades registraron hoy un crecimiento "exponencial y preocupante" de casos de COVID-19 con 649 nuevos contagios en 24 horas, con lo que se rompe el récord diario de 375 del domingo pasado. "Es un momento para cuidarnos mucho, de tomar esto en serio, con responsabilidad", declaró el presidente costarricense, Carlos Alvarado.
EE.UU. TEME COLAPSO SANITARIO EN EL SUR
El resto del continente no está mejor, teniendo en cuenta que América, de acuerdo con la Organización Mundial de Salud (OMS), concentra más de la mitad de los contagios (6,12 millones) y de los fallecidos (272.000) del mundo y que, con más de 3 millones de casos y 133.000 muertos, según la Universidad Johns Hopkins, EE.UU. sigue siendo la nación más afectada por la pandemia.
A esto se suma que los hospitales del sur de EE.UU. se enfrentan a un colapso inminente de sus unidades de cuidados intensivos con un nuevo aumento récord de casos que podría forzar a replantear la entrada al nuevo año escolar ante el riesgo de que se haga de manera desigual y caótica.
Estados Unidos añadió este jueves a sus 3 millones de infecciones por la pandemia otros 58.000 nuevos casos, otro máximo diario, con aumentos récord en Misuri, Tennessee, Texas, Utah y Virginia Occidental y el agravante de que Texas está al 95 % de su capacidad en las unidades de cuidados intensivos.
Al tiempo, en Florida 56 centros hospitalarios han alcanzado el máximo en estas unidades críticas, con otros 35 al borde del colapso, y en este estado una de cada cinco pruebas del coronavirus da positivo, mientras que en Arizona esa ratio, difícil de encontrar en otra parte del mundo, es de una de cada cuatro.
NOTICIAS BUENAS... AUNQUE NO TANTO
Chile, la sexta nación que más ha sufrido por la pandemia, abrazó con optimismo la confirmación de que los contagios a nivel nacional han disminuido en un 15 % durante la última semana y en un 36 % los últimos 14 días, por lo que la "mejoría" se mantiene tras 25 jornadas, según informó hoy el ministro de Salud, Enrique Paris.
Sin embargo, todavía "falta muchísimo para llegar a una etapa de desconfinamiento" en la región metropolitana, en la que se ubica la capital y la ciudad más afectada del país, que cumplirá este viernes ocho semanas en cuarentena obligatoria, aunque algunas comunas (barrios) del centro de la ciudad llevan aislados desde marzo en uno de los encierros más largos del mundo.
Esto, entre otras, porque aunque en esa región ha mejorado un poco la ocupación de camas críticas, está se encuentra en un 92 %, la cifra más alta en Chile junto con Antofagasta (norte).