Un día después de que el Gobierno francés recibiera el aval para generalizar la implantación del certificado sanitario, el país se prepara para afrontar la obligatoriedad de ese pase, que desde el próximo lunes será exigido, entre otros lugares, para entrar en bares y restaurantes.
Sin embargo, los controles que se hagan durante la primera semana "no servirán para sancionar, sino para hacer pedagogía", suavizó este viernes en una rueda de prensa el portavoz del Ejecutivo, Gabriel Attal.
Este certificado consiste en un test negativo de coronavirus de menos de 48 horas para entrar en establecimientos y de menos de 72 horas para viajar; una pauta de vacunación completa o una prueba de haber pasado el virus en los últimos seis meses.
Su presentación será obligatoria para franceses y extranjeros. "Cuando lo anunciaron, turistas del norte de Europa regresaron a sus países y otros que solían venir prefirieron irse a Italia, Grecia, España o Portugal", señala a Efe la propietaria del Lézard Café.
Algunos negocios del centro de París, como su restaurante, han decidido echar la verja hasta septiembre ante la falta de clientes extranjeros esta temporada, ahora que los parisinos aprovechan sus vacaciones para abandonar la capital.
Muchos de quienes siguen abiertos reciben la nueva medida gubernamental con escepticismo. Para la encargada de Le Café, Aurélie Barbier, el certificado sanitario es una norma "ridícula" en el caso de las terrazas, ya que se trata de espacios al aire libre.
"Va a ser decepcionante. Creo que sí va impactar en el turismo", opina Richard Asero, un guía peruano que lleva once años en París, y que admite que por ahora las reservas se están manteniendo, "pero no sabemos cuánto va a durar".
Asero asegura que este año ha tenido más gente que el año pasado, un 50 % más, con grupos "considerables" de españoles y europeos, "pero no de América Latina, donde las fronteras están cerradas y muchos tienen problemas para volar".
MÁS PRUEBAS ANTE EL CERTIFICADO SANITARIO
En las costas del sur de Francia, donde se concentran un número elevado de turistas nacionales, las farmacias y centros de cribado han percibido una mayor demanda de pruebas los últimos días, y han tenido que rechazar a pacientes por la falta de test.
En París, un sanitario que trabaja en el punto de cribado instalado frente al centro comercial Les Halles, Adam Tanier, ve "normal" que los franceses se hagan una prueba cada dos días porque es gratis, a diferencia de los turistas, para quienes tiene un coste de 25 euros.
Es el caso de Angela Brambilla, una italiana de 25 años que acudió este viernes a hacerse una prueba de antígenos "para poder entrar en los museos", donde ya se exigía desde el 21 de julio, una decisión que considera "buena para la seguridad sanitaria".
Desde este próximo lunes el certificado sanitario también será obligatorio en el transporte de larga distancia, para visitar a pacientes en hospitales o acudir a citas médicas programadas y en aquellos centros comerciales donde exista un riesgo alto de contagio para las autoridades.
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Francia se prepara para afrontar la obligatoriedad del certificado sanitario
Este certificado consiste en un test negativo de coronavirus de menos de 48 horas para entrar en establecimientos y de menos de 72 horas para viajar
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