Antonio García Teijeiro (Vigo, 1952) y Juan Carlos Martín Ramos (Belmez, 1959) han unido su palabra y sus miradas para dar a la luz “Versos y viceversos” (Kalandraka. Pontevedra, 2019).
Es amplia la trayectoria de ambos en el ámbito de la Literatura Infantil y Juvenil y su obra viene avalada desde hace tiempo por muy distintos reconocimientos y galardones.
En esta ocasión, los dos autores hilvanan sus pensamientos y sus sentimientos mediante una sugerente propuesta: cada texto
viene precedido de “una entradilla poética que alterna el gallego y el castellano, inspirando otros versos en el idioma contrario a modo de réplica literaria”. Y así, se establece un diálogo lirico que abarca una temática diversa y plena de atractivos.
Dice Antonio Rubio en su prólogo que “entre las olas y las obsesiones de estos dos poetas, encontramos una amalgama de seres y objetos: desde una lupa, el viento, una tiza, y muchas lunas, hasta algún pájaro cantor de ausencias. Y también sueños para abrir con llave, mundos dormidos, maletas, cuadernos de poeta, caracolas, cartas…”.
Norte y Sur, Galicia y Andalucía se dan la mano en estas páginas llenas, de ternura, de anhelos, de vida, en suma, en las que el corazón dicta y escribe la realidad y la ensoñación humanas.
Este dúo de escritores siente especial apego por el mar y por su hechizo. Y desde el poema que sirve de pórtico, encontrará el lector el vívido homenaje que se le rinde: “Un nuevo mar que acaricia/ rostros de noches perdidas/ he pintado en unos ojos de sutiles armonías./ Y dejo un mar en un lienzo,/ un mar que duerme en la orilla/ de unos ojos que navegan/ tras la estela de la brisa”.
Un mar, sí, cuyas aguas llevan y traen la inspiración hasta la morada del mismo creador: “En la casa del poeta,/ entra y sale y entra el mar/ por debajo de la puerta./ En la casa del poeta,/ anda el viento en zapatillas/ y echa a volar los poemas./ En la casa del poeta,/ hay lupas y telescopios,/ hay mariposas y estrellas”.
La materia que signa el poemario se extiende hasta aspectos como el paso del tiempo, el fluir de la tristeza, la magia de la luna, la seducción por la lectura (“libros abiertos: abrazos muy ciertos”), la condena de la violencia (“Para jugar a la guerra es necesario/ jugar en paz./ En medio de la guerra,/ ni siquiera jugar a la paz/ es jugar) o de la aventura íntima y vital que anuda el alma del poeta (“El poeta trota/ mundos/ con sus penas,/ con sus versos,/ y convierte/ su palabra/ en estrellas/ y en silencios.”)
Juan Ramón Alonso ha ilustrado con su habitual maestría el volumen. Este madrileño del 51, docente durante veinticinco años, lleva tres décadas centrado en el mundo de la ilustración; son más de trescientas las obras que ha publicado tanto para niños como para adultos.
En esta ocasión, su lápiz y su pincel han sabido potenciar la realidad y la simbología que guardan los poemas y sus imágenes han aumentado la carga lírica que arropan la verdad de un libro intenso y solidario.