Al mirar atrás en la Historia, puede comprobarsecómo hay muy pocas imágenes femeninas, exceptuando las de algunas reinas, algunas santas o algunas creadoras trascendentales. Pero hubo muchas más, muchas que hicieron de su esfuerzo un ejemplo. Y de su empeño un reto.
Ahora que se acerca el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, es de justicia recordar y reconocer a algunas de aquellas que vivieron buscando acceder al reconocimiento que se les negaba por su condición de fémina. Su atrevimiento y su talento son, aún hoy, un modelo a seguir en cuanto a lucha y superación.
La reciente aparición de “Si las mujeres mandasen” (Siruela. Madrid, 2020) supone “un recorrido por algunos de los textos que contribuyeron a sentar las bases de la defensa de la dignidad, la inteligencia y el potencial humano de las mujeres durante la primera ola feminista”. La edición viene acompañada por un preciso y revelador prefacio de María Casas Robla. En él y desde el, lector podrá encontrar un mapa detallado de lo que significó aquel movimiento en diferentes lugares de la geografía occidental, pero sobre todo en la cultura anglosajona. La propia antóloga remite al artículo aparecido en “New York Times”, donde Martha Lear utilizaba el término de
first wave feminism. La autora estadounidense fechaba aquella etapa entre mediados del siglo XIX y, en gran medida, el primer cuarto del siglo XX. El desgraciado inicio de la Primera Guerra Mundial produjo un efecto dominó sobre los derechos femeninos, pues con tantos hombres en el frente, fueron las mujeres las que abastecieron de mano de obra las fábricas y otros espacios laborales. Entonces, fue aún más difícil seguir negándoles sus derechos En 1918, las británicas acudieron por vez primera a las urnas y ,en 1920, lo harían las norteamericanas.
Y aquella lucha, aquella batalla por alcanzar la igualad, trajo consigo una literatura renovadora, de compromiso y de estimable calidad. “Hubo mujeres letradas y letraheridas que decidieron hablar por aquellas que no podían ni sabían. Artículos de prensa, panfletos, ensayos, así como poemas, obras de teatro, novelas y cuentos iban construyendo, con voz de mujer, el relato de las injusticias, las desigualdades, el enclaustramiento o la tortura física y mental de las mujeres de aquella sociedad que las consideraba estúpidas y dependientes”.
Las narraciones de Jane Austen, Elizabeth Caroline Grey, Fredrika Bremer, George Sand, Mary Shelley, George Eliot, LouisaMayAlcott, Mary E. Bradley Lane, Charlotte PerkinsGilman, Olive Schreiner, Kate Chopin, Begum Royeka, Edith Wharton, Virginia Woolf, Rosalía de Castro, Fernán Caballero y Emilia Pardo Bazán integran, en suma, este atractivo volumen. Cabe resaltar las sobresalientes traducciones al castellano de Susana Prieto Mori y Pablo González-Nuevo
Es cierto que, no todas ellas pueden ser consideradas como escritoras propiamente feministas,ni todas sus historias vienen definidas por un nexo común. Sin embargo, tras el bordón temático de su cotidianeidad, sí existen retazos más o menos palpables de su critica y de su denuncia ante el sistema entonces imperante.
Sin duda, una excelente oportunidad para acercar las figuras de estas admirables narradoras, como ejemplo a seguir contra la sinrazónque, históricamente, ha minusvalorado la contribución de las mujeres.