Mujeres, inventoras y desconocidas

Publicado: 11/05/2020
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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“Visionarias. Inventoras desconocidas”, acerca una compilación de treinta y tres   relatos biográficos de mujeres y sus respectivos inventos
Durante siglos, la voz y la verdad de las mujeres han sufrido un injusto silencio. Sus palabras, sus actos, sus logros, no se han visto reconocidos en la medida que merecían. Tanto silencio, tanto olvido, ha ido minando el protagonismo que se ganaron en buena lid y del que se vieron privadas ante el peso opresor del patriarcado.

Por eso, es digno de elogio, la labor de quienes poco a poco van rescatando e interpretando la realidad de un pasado donde dar visibilidad al legado y al genio femeninos. Y sobre todo, cuando se hace sin añadir tintes ideológicos, sino con la firme y legítima veracidad de unos hechos que son tan ecuánimes como auténticos.

La reciente aparición de “Visionarias. Inventoras desconocidas” (Bridge. Barcelona, 2020), acerca una compilación de treinta y tres   relatos biográficos de mujeres y sus respectivos inventos, de los cuales no se sabía más que el número de patente con el que los registraron. Mercedes Palacios (Madrid, 1983) ha querido,tal y como reconoce en su introducción, “honrarlas y ofrecerles un espacio y dar mi visión particular de todas ellas como homenaje a su trabajo y su perseverancia, así como a su valor y a la lucha de llevar a cabos sus ideas hasta el final, en un mundo lleno de trampas y clichés sociales difíciles de sortear, por muy grotescas que pudieran parecer en su día”.

Además, se recuerda que antes del siglo XIX, un gran número de mujeres no tenía la posibilidad de contar con ninguna posesión -casas, negocios tierras…-, ni tampoco con las patentes de inventos. Claro que no sólo eran cuestiones legales las que afectaban a las féminas de entonces, sino un sinfín de trabas éticas, culturales… que dejaban en segundo plano cualquier atisbo de desarrollar sus cualidades, sus aptitudes y sus capacidades

      Como bien apunta en su prólogo Marta Macho Stadler, “ellas han utilizado su ingenio y su experiencia para solventar problemas de todo tipo”. Y buena cuenta da, de todo ello,  esta compilación que se inicia con Sybilla Masters, quien ideara en 1715 un molino para obtener la harina de maíz. Sin embargo, no fue hasta 1809 que Mary Dixon Kies registró por vez primera con su nombre una patente: un nuevo sistema de manufactura de sombreros mediante el cual se hacía más efectivo tejer la paja con la seda y el hilo.

    A estas dos pioneras, se suman otras treinta y una inventoras, tales como Ada Lovelace, madre del lenguaje de programación (1815), Martha Coston, que ideó las bengalas de salvamento marítimo (1850)y Fermina Orduña, primera española en obtener una patente: “Carruaje para caballerizas para la construcción higiénica de las burras, vacas, o cabras de leche para la expedición pública” (1865). Amanda Theodosia Jones concibió en 1872 el envasado al vacío, MariaBeasley los botes salvavidas (1892)y la valenciana Elia Garci-Lara Catalá (1890), el modelo precursor de las lavadoras actuales.

Ya en el siglo XX, queden como valiosísimos ejemplos los hallazgos del limpiaparabrisas de Mary Anderson (1903), la radiología portátil de Marie Curie (1914), el prototipo de libro electrónico de Ángela Ruiz Robles (1949) y la conmutación telefónica de Erna Schneider Hoover (1971).

     En suma, un álbum pleno de atractivos, de sorprendentes historias, envuelto en las  espléndidas y cromáticas ilustraciones de la propia Mercedes Palacios.

 

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