Gianni Rodari se graduó como maestro en 1937. Nacido en Piamonte en 1923, entendió desde muy joven que su vida debía de estar ligada al mundo de la educación, la literatura y la pedagogía. Y, sobre todo, al universo de los niños, ese lugar donde todo es posible y donde cada día tanto podemos aprender… y no sólo enseñar.
En 1948, Rodari inició su andadura en el ámbito de la literatura infantil y juvenil.En diferentes periódicos fue publicando pequeñas historias, en las que además de un fondo humorístico,se adivinaban retazos y raíces de la poesía popular italiana.
“Cuentos largos como una sonrisa” significó su primer éxito, al que luego seguirían otros muchos como “El libro de las retahílas”, “Cuentos por teléfono”, “Cuentos para jugar”, “Cuentos a máquina”… Pero al margen de su maestría en las narraciones breves, el autor transalpino comenzó en la década de los sesenta una extensa
gira por múltiples escuelas de su país en las cuales, además de dar cuenta de sus relatos, trataba de responder -¿y responderse?- a la pregunta que más veces le planteaban los pequeños: “¿Cómo se inventan las historias?”.
Para dar respuesta a tan complejo interrogante, Rodari fue articulando distintos apuntes, reflexiones, destrezas… capaces de acercarles el proceso creativo de un escritor. Y lo hizo desde su pasión y su vocación por el lenguaje, por sus infinitas posibilidades, por sus múltiples significados, por sus lúdicas oportunidades. Además, tuvo la humildad suficiente para compartirlo y ser gozado, al cabo, por docentes, pedagogos, escritores, estudiantes….
Ahora, la editorial Kalandraka da a la luz su “Gramática de la fantasía”, una hermosa y atractiva
guíaen la que el propio Rodari quiso “exponer algunas formas de inventarse historias para niños y ayudarlos a inventarlas ellos solos; pero quién sabe cuántas formas podrían llegar a encontrarse y describirse (…) Yo sólo espero que este librito pueda ser igualmente útil a quien cree en la necesidad de que la imaginación ocupe un lugar importante dentro de la educación, a quien cree en la creatividad infantil, a quien conoce el gran valor de liberación que posee la palabra”.
En este conjunto se reúnen mas de cuarenta propuestas que van desde “Caperucita Roja en helicóptero”, “La construcción de un
limerick”, “Ensalada de cuentos”, “El juguete como personaje”… a “Las matemáticas de las historias”, “Si el abuelo se convierte en gato”, “Juego en el pinar”… En suma, maneras de entretener, de pasarlo bien, de explotar didácticamente ese maravilloso mundo que convierte a las palabras en objetos sensibles, en material único y multiforme para pensar, reír, disfrutar y culturizarse.
Ahora y antes, en que tanto político mediocre, tanto gestor profano, tanto mandatario educativo e ignorante pretende hacer y deshaceral antojo de sus intereses y de su ideología, sería recomendable que se dejaran ganar por estas páginas plenas de sensibilidad y sencillez. Por desgracia, hay infinidad de estrategas y tecnócratas que jamás han pisado un aula, que nunca han sabido, como bien supo Rodari, lo que es estar cerca de un clase con alumnas y alumnos con ganas de escuchar y aprender.
Para esos desconocedores de la cultura, para esos iletrados, también escribió Gianni Rodari esta excepcional “Gramática de la Fantasía”