Un año después de haber dado a la luz su última novela, “La rama que no existe”, Gustavo Martín Garzo (1948) vuelve hasta nosotros con “Elogio de la fragilidad” (Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2020). Se trata de un puñado de textos en los que el autor vallisoletano da cuenta de las principales obras y creadores que le han acompañado y que han marcado significativamente su aprendizaje vital y literario.
Con más de quince libros editados, han sido múltiples los reconocimientos alcanzados -Premio Nacional de Narrativa,
Miguel Delibes,
Nadal, Premio de las Letras Castilla y León,
Vargas Llosa de relatos…- y su trayectoria ha merecido a lo largo de estas décadas el fervor del público y la crítica. Y, sin embargo, Martín Garzo no decae ni se ubica en un ámbito de complacencia. Cada nueva entrega es un reto, una aventura donde su misma complicidad pretende alcanzar el alma del lector.
Ahora, en este sugestivo ensayo, nos adentra en la fascinación que producen las distintas artes y en esos sueños que llegan a convertirse en realidad a través del conocimiento y de la cultura.
Mediante una escritura precisa, esenciada en su mensaje, nos sumergimos desde el primer capítulo dedicado a FraAngelico, “Las hadas en la cocina”, en un universo particular, pero común. Porque desde la intimidad de sus lecturas, de sus viajes, en suma, de su personal mirada, el escritor pucelano nos lleva de la mano y de su pluma por el mapa de sus asombros y preferencias.
Y así, vamos sabiendo de su devoción por Shakespeare, Lope de Vega Katherine Mansfield, Franz Kafka, William Faulkner, entre tantos otros. Y de cómo la magia de los libros fue llegando hasta él: “En mi casa había un libro que mi padre, aficionado a la poesía, nos leía sin descanso , `Las mil mejores poesías de la lengua castellana´ (…) Cada página, cada poema, era una sorpresa”. Y otro “libro preferido de mi infancia era una pequeña antología de los cuentos de ´Las mil y una noches´.
Como el propio ensayista reconoce en este mismo apartado, “nuestra vida está llena de preguntas. Para mantenerlas vivas y mitigar a la vez la angustia que nos produce no conocer sus respuestas, existe el mundo de las fábulas y los cuentos, el mundo inagotable de la ficción”.
De la realidad también se ocupa Martín Garzo en estas páginas. De una realidad vívida y palpable. Y se acerca a la historia del sufrimiento humano, a Don Quijote de la Mancha, la vida en Kenia de IsakDinesen, a las sombras de Peter Pan y Peter Schlemilh, al catolicismo, a “Las vírgenes suicidas” de Sofía Coppola, a Charles Chaplin y Ovidio, aSant Jordi y los dragones, a King Kong, a Chesterton.., y ,por supuesto, al amor y a la poesía,“ese diálogo secreto con los que no están”.
Se trata sí, de un muy bello ensayo, donde hay un sonoro reencuentro con las emociones experimentadasy que replantean, a su vez, una forma de entender el mundo a través de una contemplación multiforme y multicultural.