Si para escribir literatura es importante tener experiencia y memoria, Jesús Gil Vilda, lo tenía hecho, porque haber pasado por el mundo empresarial y financiero y conocer de cerca la enfermedad de la epilepsia le ha servido para tejer "Crisis de gran mal", una opera prima, con la que ha cautivado a la critica.
Químico, directivo de empresas, narrador y guionista de cine, Jesús Gil Vilda (Zaragoza, 1971) ha querido hacer toda una poética del trabajo, un minucioso retrato del mundo corporativo desde el que se puede presagiar ya la crisis en la que estamos, y, todo ello, a través de Guilllermo Alonso.
Un alto directivo que quiere irse a Nueva York con un ascenso, pero al que su empresa le exige que antes desmantele la multinacional que compró en Puertollano y para la que él mismo había elaborado un minucioso plan de viabilidad.
Un protagonista que también le sirve a Gil Vilda, afincado en Barcelona, para "sacar del armario" o arrojar luz sobre la epilepsia, la enfermedad que padece el ejecutivo y de la que es poco habitual que se hable en la literatura en español.
Así, "Crisis de gran mal", editada por El Aleph, tejida con grandes ambiciones literarias, esta escrita desde dentro y sin que el autor haya tenido que documentarse porque ambas cosas las conoce muy bien.
"He querido hablar de dos enfermedades y buscar el parentesco entre una enfermedad proscrita y oculta para la sociedad, aunque los enfermos están bien integrados gracias a la medicación, y la enfermedad en la industria, en las multinacionales, y los delitos contables", dice a Efe el autor, que como guionista ha obtenido los premios del Festival des Films du Monde de Montreal y el Gaudí de la Academia del Cine Catalá.
"La epilepsia -precisa- es un condensador que esta en el cerebro que no tiene que sufrir nada hasta que se descarga de golpe y sobreviene la crisis y eso es muy parecido a las practicas contables y la corrupción cuando se desparraman y llegan casos como Lehman Brothers".
Pero este escritor también ha querido reflejar la épica del trabajo. "Cuando una persona realiza bien su trabajo es muy sexy -aclara-, y no se ha escrito mucho sobre esto, sobre la cultura del esfuerzo intelectual. Hay un escritor, en este sentido, que me fascina y es Thomas Mann y su 'Muerte en Venecia' y 'Doctor Faustus', ambas giran alrededor del esfuerzo creativo", añade.
En "Crisis de gran mal" se respira, además, un ambiente crepuscular que retrotrae al lector a finales de los noventa, cuando se gestó la crisis y, en opinión del autor, cuando se produce el fin del capitalismo. Desde ahí comenzó una huida hacia adelante, con las diferentes crisis, como la inmobiliaria, etcétera", precisa.
"Creo que el sistema está extinto -sostiene-, y que España va a sufrir una argentinización, donde ya la clase media esta prácticamente extinguida. Hay que pensar que la potencia emergente que domina el mundo, China, viene del comunismo. El libre mercado es una religión, un dogma, no una ciencia y lo que se esta viendo es que en los países donde el Estado tiene un intervencionismo, como el chino, tiran mejor".
Gil Vila está terminando su tercera novela, que esta ambientada en un futuro cercano y que girara en torno a la reflexión sobre si es necesario el uso de la violencia en determinadas circunstancias, un tema del que no solo el empieza a hablar, otros autores como Fernando Reig también lo abordan.
"Los servicios de inteligencia tienen miedo a que pudiera producirse una revolución de las clases medias, porque lo que está claro -recalca- es que los ricos no van a pagar más impuestos".