Ayer fue el Día Internacional de los Museos, celebración que motiva la reflexión sobre la situación de los mismos en nuestra ciudad.
La tradición de coleccionar objetos valiosos acompaña al ser humano desde el inicio de la historia, con referentes históricos en Babilonia, Alejandría o Roma. La palabra “museo” tiene su origen directo en las Musas griegas, las nueve entidades apolíneas que representaban la inspiración y el acceso a las grandes áreas de conocimiento de la civilización. En el Renacimiento europeo van cobrando forma de instituciones modernas y finalmente, al amparo de las Luces, se fundan algunos de los principales museos europeos: el Británico (1759), Hermitage (1764), Vaticano (1782) y el Louvre (1793).
Hoy en día los museos son instituciones fundamentales en nuestra sociedad, por muchos motivos: depósitos de nuestra memoria, lugares de formación de la cultura, espacios donde enriquecer la sensibilidad hacia lo bello y genuino del arte, motores económicos por el atractivo que suponen.
En Jaén disfrutamos de un museo provincial y uno catedralicio, ambos cargados de tesoros, por mencionar dos de los espacios expositivos más relevantes, pero en materia de museos es necesaria más inversión, no sólo de capital y recursos materiales sino de intención inequívoca y voluntad de hacer.
Hace falta dotar de contenido de una vez por todas al museo íbero de Jaén, renovar las capacidades expositivas del museo provincial, crear un museo de arte que aglutine la pintura y escultura desperdigada por la ciudad y ofrezca una oportunidad a tantos artistas excelentes que da nuestra tierra, promocionar más los museos que ya tenemos. En definitiva, otra inversión imprescindible.
Hay quien pudiera pensar que ante los graves problemas de desempleo y precariedad laboral de nuestra ciudad, la salida masiva de nuestros hijos o las bolsas de pobreza cada vez más persistentes y extendidas, no es el momento oportuno para invertir en museos. Pero no es así. Aunque siempre es necesaria la cultura en el desarrollo del ser humano, en momentos como este se hace más relevante aún. El acceso a la belleza, a las experiencias del pasado, a nuestras señas de identidad son una herramienta fundamental que ayuda a levantarse tras la caída y la ciudadanía lo demanda. De entre las diversas opciones culturales que pone en marcha Nueva Acrópolis, el conocimiento del patrimonio histórico-artístico guiado por profesionales es el tipo de actividad más numeroso en asistentes.
Necesitamos inversiones en museos, que proporcionen músculo para crear cultura, empleo y riqueza.
