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Ronda

“Juntos y juntas, invencibles y visibles” frente al cáncer

El Convento de Santo Domingo acogió la presentación del Calendario Benéfico de Ayuca para el año 2025, con imágenes de Lucía Pacheco.

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Presentación del Calendario Benéfico de Ayuca

Presentación del Calendario Benéfico de Ayuca

El Convento de Santo Domingo fue el escenario elegido el pasado viernes para la presentación del Calendario Benéfico de Ayuca 2025, que nuevamente transmite un mensaje claro y contundente, no solamente por el lema utilizado, “Juntos y juntas, somos invencibles y visibles”, sino por la sensibilidad de las imágenes que componen cada página del calendario, realizadas con esmero y, sobre todo, con alma, por la trabajadora social de Ayuca, Lucía Pacheco. 

La presidenta de Ayuca, Carmen Torres, fue la encargada de iniciar el acto, manifestando que “el motivo que nos trae aquí es el que nos lleva moviendo durante los últimos trece años: Ayudar a quienes nos ayudan, ayudar a quienes nos necesitan, apoyar y acompañar a todas las personas enfermas de cáncer y a sus familiares, tanto de Ronda como de la Serranía”.

Continuó asegurando que “todos y cada uno de los calendarios han sido especiales”, pero “este año tiene un tinte un poquito más especial, más personal, porque hemos querido mostrar que juntos, juntas, somos invencibles y visibles, con las cicatrices que se ven, con las que no se ven, con la tristeza por los que se fueron y la alegría por los que sobrevivieron. Por todo eso, Ayuca siempre está aquí”.

Entre los agradecimientos a todas las personas que voluntaria y altruistamente han hecho posible la realización del calendario, destacó la labor de “alguien muy especial para Ayuca”, Lucía Pacheco, “por su trabajo, por su buen hacer, por su compromiso”. “Gracias Lucía            -continuó-, no podemos estar más orgullosos y felices de que seas tú quien haya puesto el alma en cada retrato”.

Lucía, Isa y María José -las dos últimas miembros de la junta de Ayuca- hicieron la presentación de cada mes del calendario, que muestra con imágenes historias duras, pero que también contienen momentos de alegría, triunfo y superación. 

Con el lema elegido, Ayuca quiere transmitir este año que “en el universo de la lucha contra el cáncer, el poder de la unión trasciende los límites de lo ordinario”. “En el calendario solidario de Ayuca 2025, inspirados por la canción de ‘Superhéroes’ de Beret, nos sumergimos en la convicción de que la fuerza común nos hace imparables en esta batalla contra la enfermedad”.

Cada página “captura momentos muy íntimos, donde individuos valientes se unen con seres queridos y voluntarios formando un tejido humano de apoyo, esperanza y resiliencia”. A través de estas imágenes, “reconoceremos no sólo la fortaleza de aquellos que enfrentan el cáncer, sino también la inquebrantable determinación de sus familias y la dedicación de nuestro voluntariado. Cada fotografía cuenta una historia de coraje y de amor, recordándonos que juntos somos invencibles”.

Así, la portada de enero habla de “Esperanza y determinación”, del desafío que supone cada amanecer, de los sueños y temores, pero también de voluntad inquebrantable, de un “espíritu indomable, listo para enfrentar lo que sea necesario”. “Cada elección es un acto de resistencia, una afirmación de mi identidad en un mundo que a menudo intenta definirme por mi enfermedad. Así, con cada mañana que me regala la vida, me enfrento al día con valentía y esperanza, sabiendo que cada momento es una oportunidad para encontrar la belleza en lo inesperado, la fuerza en la vulnerabilidad y la paz en la perseverancia”.

En febrero , la frase “He adornado mi cuerpo con flores para adornar este caos”, muestra cómo “en medio del caos encontré la belleza en lo inesperado”. “Cada cicatriz es una prueba de mi fuerza, una marca de la valentía. Cada flor representa una nueva oportunidad, un renacer en medio de la adversidad. En este jardín de cicatrices y flores encuentro la paz en la aceptación de mí misma, en la celebración de mi propia belleza única y en la comprensión de que la verdadera fuerza radica en la capacidad de encontrar luz en los momentos más oscuros”.

“Yo no lucho, (sobre) vivo” es el mensaje que ilustra el mes de marzo para afirmar “voy a recoger todos los pedazos de mi ser y los voy a recomponer, no tengo miedo. Hace tiempo que lo guardo en un pequeño y viejo baúl de mi habitación, la tentación de abrirlo es grande, pero he reaprendido a vivir, vuelvo a ser niño, con todo lo que eso conlleva. Me enfrento a lo desconocido sin saber qué pasará, no pienso en las consecuencias, sólo en aprender de cada trozo y reconstruirme de lágrimas y heridas”.

En abril, “Más fuerte de lo que imaginé”. “Mirando esta imagen puedo ver más que una simple marca en mi pecho. Este reservorio es un testigo silencioso de mi lucha. Es un símbolo que lleva conmigo todo el peso de las batallas libradas, las lágrimas derramadas, y los momentos de incertidumbre. No es sólo un recordatorio de la enfermedad, sino un símbolo de mi coraje y resistencia”.

“El valor de la compañía” captura en mayo un momento de “profunda comprensión y apoyo”, una persona acompañada por una dedicada voluntaria. Simboliza el poder del acompañamiento y la solidaridad en los momentos difíciles. La compañía de un voluntario ofrece consuelo, esperanza y humanidad en cada viaje compartido. Este gesto sencillo refleja la esencia de nuestra misión”.

“Resiliencia”, dice el mes de junio, “Permítete caer. Esas fueron las palabras que tanto necesitaba oír, y lo hice. Después de tantos días en los que mi cabeza necesitaba soltar toda la rabia y la frustración que llevaba dentro, le hice caso. No os voy a engañar, me ha costado mucho remontar. Aquí estoy una vez más”.

En julio, “Me quiero”, “me quiero en mis días de bajón, en los que no puedo más y en los días de dolor. Me quiero cuando tengo miedo, y cuando no. Me quiero en mis lágrimas y en mi risa escandalosa. Me quiero en mis días de lucha, y en los de derrota. Me quiero en mis inseguridades y en mis fortalezas. Me quiero a pesar de todo, a pesar de nada”.

La imagen de agosto, “El amor que cuida”, recuerda que “seguimos adelante, mi padre y yo, unidos por una historia de dolor y superación. Mostramos la esencia del amor que acompaña y que cuida. Su mano firme en mi hombro me sostiene con ternura y fuerza. Nuestra historia con el cáncer comenzó con la enfermedad y el fallecimiento de mi madre, su esposa. Esa pérdida fue devastadora. Años después, enfrenté yo también la enfermedad y la superé. Es duro, pero lo hemos superado juntos”.

En septiembre, “Mi razón para luchar” refleja el amor más puro y profundo que existe. El amor entre una madre y su hijo. “A pesar de estar en medio de un proceso oncológico cada momento con mi hijo es una fuente inagotable de fuerza y esperanza. Cada sonrisa suya, cada abrazo, me llena de energía para enfrentar un día más. Aunque hay días difíciles, su presencia me recuerda lo hermoso de la vida y la razón por la que sigo luchando. Su amor es mi medicina más poderosa, y su risa mi mayor motivación”.

El mes de octubre, con el mensaje “Juntas somos invencibles”, muestra a dos hermanas que han enfrentado el mismo desafío oncológico y han perdido a su padre a causa de esta enfermedad. “A través de nuestras miradas cómplices y nuestras sonrisas, se revela una historia de dolor, resiliencia y finalmente, triunfo. Ambas hemos recorrido un camino difícil, y a pesar de los obstáculos hemos emergido más fuertes y unidas”.

“Pertenencia y fortaleza”, en noviembre, es “una poderosa representación de comunidad y solidaridad al reunir hombres y mujeres que han pasado por experiencias oncológicas, ya sea personalmente o como familiares de afectados. Mostramos la fuerza que surge de la unión en tiempos difíciles. Esta imagen no sólo transmite la idea de compartir entre iguales, sino que también refleja el poderoso sentido de pertenencia y bienestar que proviene de sentirse parte de un grupo de apoyo”.

Diciembre, “La fuerza de la unión”, dedicado al voluntariado, muestra las manos unidas de voluntarios y voluntarias, “el corazón y el alma de nuestra asociación. Representan el compromiso inquebrantable, la compasión y la solidaridad que aportan cada día. Cada mano cuenta una historia de generosidad y apoyo, de esfuerzo desinteresado y de amor, juntas forman una red de cuidado y esperanza, demostrando que el verdadero poder de nuestra comunidad radica en la unión y el trabajo conjunto”.

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