El alcalde, al que no se puede negar olfato político porque en caso contrario no habría obtenido la mayoría más absoluta (20 concejales) en la historia democrática de la ciudad, dio orden en el último Pleno municipal al Grupo Popular para que se adhiriera a la moción del PSOE por la que se insta a La Caixa a rectificar su decisión de trasladar el Caixafórum a la torre Pelli y lo mantenga en las Atarazanas, cumpliendo así el convenio firmado en 2008 con la Junta de Andalucía.
Y es que Zoido había percibido a lo largo de las dos semanas y media transcurridas desde que se hizo aquella foto con los directivos de la entidad catalana en el Ayuntamiento, que había acabado navegando en sentido contrario a aquel en que iban la mayoría de los sevillanos en este asunto, a tenor de la reacción generalizada de indignación, expresada en las redes sociales y en y por los medios de comunicación locales, donde no se han ahorrado críticas a la pasividad, cuando no presunta complicidad, del Consistorio para propiciar la ‘solución’ del rascacielos de la Cartuja en detrimento de las Atarazanas.
Pirueta política
El alcalde ha hecho de la necesidad virtud y, en otra pirueta política más similar a la que protagonizó con la misma torre Pelli al pasar de propugnar su paralización a defenderla ante la Unesco, ha evolucionado desde la posición de agradecer la decisión de La Caixa de abandonar las Atarazanas a alinearse con el PSOE e IU para exigirle que la reconsidere y no renuncie al proyecto original en el antiguo astillero medieval. “Si La Caixa rectifica, estaría encantado”, ha declarado Zoido, que tiene ya tal grado de conexión con la entidad catalana que aun no siendo de su competencia el convenio sobre el inmueble ordenado construir por Alfonso X el Sabio sino de la Junta de Andalucía -como bien se ha encargado de recalcar una y otra vez-, ha sido él y no ningún miembro del Gobierno andaluz el que ha anunciado públicamente que la reunión bilateral entre la Consejería de Cultura y La Caixa se celebrará el próximo día 12 de diciembre para reevaluar la situación creada.
Así pues, al igual que ha hecho con el tema de los desahucios, tras pasar de permitir que Emvisesa enviara cartas de desalojo a sus adjudicatarios a tratar de ponerse en vanguardia del movimiento antidesahucios exigiendo incluso a la Junta que adoptara medidas similares y omitiendo o pareciendo ignorar que ya lo están desde hace meses, Zoido puede acabar encabezando el movimiento contrario al traslado del Caixafórum, en una nueva demostración de su imperturbable capacidad de mutación política y sin despeinarse.
Argumentario
Aun así, el alcalde y el grupo municipal del PP han tenido que articular un mensaje, un argumentario destinado a justificar este giro ante la opinión pública y su electorado, un discurso de negación del cambio de postura mismo o presentándolo como fruto de un exceso de celo por la legalidad urbanística, para lo cual han tenido que volver a poner la tramitación administrativa de la licencia de obras bajo sospecha.
El alcalde dice ahora que no tiene que arrepentirse de sonreír en una fotografía “con unos señores que dijeron que iban a ratificar convenios con el Ayuntamiento de Sevilla de carácter social, contando con cinco millones para estos fines además de un plan especial de empleo para personas desfavorecidas, algo a lo que añadieron que el Caixafórum en Sevilla no peligraba, aunque alguien de manera interesada hablaba de que podía irse a otra ciudad”.
Sin embargo, si se repasa la hemeroteca se comprobará que el alcalde, algo insólito en él, habría perdido entonces la gran oportunidad de apuntarse el tanto político de los cinco millones de euros para programas sociales en una ciudad con 90.000 parados, ya que ningún medio de comunicación reflejó por aquellas fechas ni una sola palabra sobre el supuesto convenio. Y es que no dijo nada al respecto. Al contrario, todos los medios se hicieron eco de su valoración sobre la decisión de La Caixa de llevarse el Caixafórum a la torre Pelli.
Según la prensa más afín al primer edil, Zoido dijo que era un día muy importante para Sevilla, agradeció la decisión adoptada por la entidad financiera y destacó que el proyecto de las Atarazanas podía poner en peligro la consideración de Patrimonio de la Humanidad de los monumentos del entorno. “Hemos dado un paso muy importante y al mismo tiempo -dijo- algo que para nosotros es fundamental: que nuestro patrimonio quede fuera de peligro y no tenga ningún riesgo”.
Nuevo cambio de posición
Al votar ahora a favor de que el Caixafórum vuelva a las Atarazanas, Zoido demuestra su incoherencia o la vacuidad del argumento patrimonial que utilizó entonces, ¿o es que ya no es fundamental que el Caixafórum ponga en peligro el Patrimonio de la Humanidad, como él sostenía, si se instala en las Atarazanas? ¿Lo ponía o no lo ponía? Sí y no, según convenga en cada coyuntura política.
Los medios de comunicación no sólo reflejaron la gratitud del alcalde a La Caixa el día en que se hizo con sus directivos la foto en el Ayuntamiento, sino que también al día siguiente, cuando aquél envió la carta a la Consejería de Cultura de la Junta para mostrarle su inquietud por el futuro de las Atarazanas, Zoido reiteró su agradecimiento a la entidad financiera por -dijo- garantizar su inversión en la capital de Andalucía aunque con distinta ubicación a la prevista.
Asumir los 5 millones para programas sociales como una compensación a Sevilla por el traslado del Caixafórum a la torre Pelli, como se ha interpretado desde el entorno del alcalde, sería un gran error político por parte de Zoido. Primero, porque este tipo de programas de la Obra Social de La Caixa ya existen desde hace tiempo, de forma independiente y sin necesidad de vincular la asignación del dinero a ningún otro proyecto de la entidad. Es, por ejemplo, el caso de los 102 pisos al final de la calle Torneo que La Caixa ha alquilado con rentas inferiores a las de una vivienda de protección oficial (VPO), con contratos de cinco años prorrogables y posibilidad de compra para sus inquilinos al cabo de cinco lustros, siempre que los adjudicatarios no tengan ingresos superiores a 4,5 veces el IPREM.
Y, segundo, porque pésima imagen de negociante para los intereses de la ciudad proyectaría Zoido entre los sevillanos si trocara esos 5 millones a invertir en un programa social (¿cuántos millones más sin necesidad de convenio alguno con el Ayuntamiento han costado los 102 pisos construidos al final de la calle Torneo y de los que no ha hablado nadie hasta ahora?) por los 25 millones de la rehabilitación de las Atarazanas más los 300 millones de inversión cultural en el plazo de 75 años: la renuncia de un total de 325 a cambio de tan sólo 5. ¡Qué negocio habría hecho Zoido para Sevilla en tal caso!
A vueltas con el plan especial
La segunda línea Maginot de defensa del Ayuntamiento ha sido la de seguir arrojando sospechas urbanísticas sobre el Caixafórum en las Atarazanas, de ahí la insistencia en modificar la moción original del PSOE con el añadido de que se actúe “según la legalidad vigente”, para seguir justificando así su exigencia de un Plan Parcial previo. Incluso el delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, había preparado en la víspera del Pleno un informe en el que se aseguraba que el proyecto de Vázquez Consuegra no era una mera rehabilitación, sino una ampliación de las Atarazanas. Ambos extremos, la necesidad del Plan Parcial y que se trata de una ampliación en vez de una rehabilitación, han sido desmentidos en estas mismas páginas por sendos informes de expertos urbanísticos como Angel Cabral y José García Tapial, respectivamente.
Aunque haya sido a regañadientes de Zoido y su grupo, de manera excepcional en este mandato el PP, el PSOE e IU han sido capaces por fin de formar un frente común en defensa de un proyecto a cuya materialización se había comprometido La Caixa, mediante la firma de un convenio con la Junta, desde el año 2009.
Una vez colocada la primera piedra del entendimiento entre las tres fuerzas políticas con representación municipal, cabe preguntarse por qué este consenso es excepcional y no la regla cuando se trata de abordar otros asuntos no menos importantes para la ciudad, empezando por el primer problema de todos los existentes: el paro, con 90.000 sevillanos inscritos en las oficinas del INEM.