El ascensorista encargado del control del elevador del hospital de Valme el 20 de agosto, cuando murió la joven Rocío Cortés al ponerse en marcha el elevador con la puerta abierta y ser arrastrada hacia arriba, ha negado cualquier "manipulación" del aparato que provocara su puesta en marcha.
El técnico ha declarado hoy como investigado en el juzgado de instrucción 1 de Sevilla, que investiga el accidente mortal, después de que dos peritos que han elaborado un informe se hayan ratificado en descartar "fallos técnicos, mecánicos o electrónicos" que provocaran que el ascensor se elevara con las puertas abiertas, por lo que "se tendrían que haber debido a una intervención humana".
El ascensorista ha respondido a las preguntas de todas las partes y según ha explicado el abogado de la acusación particular, José María Núñez, ha dicho que tras recibir el aviso de que el ascensor se había parado intervino en la "maniobra de rescate" pero "no libera el freno, no puentea el circuito del ascensor para provocar el desplazamiento vertical del mismo".
"Niega que toda intervención suya sea propiciadora del siniestro", ha subrayado el letrado, que ha calificado de "precipitado" extraer conclusiones sobre lo ocurrido y "determinar responsabilidades", ya que además la jueza ha pedido un segundo informe pericial y la Policía Científica trata de recuperar los datos del ordenador interno del ascensor que "han desaparecido".
El informe ratificado hoy por los peritos recoge que desde que el celador que trasladaba en la camilla a Rocío Cortés -tras dar a luz a su tercera hija- llama por la red interna al centro de control para avisar de la avería hasta que el ascensorista llega al lugar del accidente "transcurren tres minutos en los que no se tiene constancia" de sus actuaciones.
Con el informe pericial descartando cualquier fallo técnico, el atestado policial enviado al juzgado señalaba que "la única hipótesis factible es un fallo humano producido por una manipulación incorrecta del ascensorista de (la empresa) Orona", encargada del mantenimiento de los elevadores del hospital de Valme.
En su declaración hoy como investigado, el ascensorista ha afirmado que en el momento en que el celador da el aviso de la avería se encontraba "en su cuarto técnico de control" y tras el mismo "interviene en la maniobra de rescate" sin que previamente haga ninguna "manipulación o intervención" que provocara "el movimiento" del ascensor con las puertas abiertas.
El ascensor se puso en marcha en el momento en el que el celador empezaba a sacar la camilla de Rocío Cortés, que murió en el acto del golpe contra el techo al subir el elevador.
Los peritos "no dan ninguna explicación técnica" a que el ascensor se pusiera en movimiento con las puertas abiertas, por lo que han ratificado hoy que la única hipótesis factibles es "un fallo humano".
La jueza ha pedido un segundo informe pericial y la Policía Científica de Madrid examina el ordenador del ascensor de la que "se han perdido los datos de la memoria" para "intentar recuperar" esa información que podría revelar "el tipo de avería que tuviese el ascensor antes del accidente, si la tuviera, y lo que ha pasado en ese momento".
El abogado de la acusación particular ha confirmado que no saben qué ha pasado con esos datos -el informe pericial y el atestado policial hablan de su "borrado"-, ya que se ha confirmado que incluso en caso de corte de luz, cuenta con una batería con tres días de autonomía que se ha comprobado que estaba cargada.
"Si es sospechoso o no no voy a hacer conjeturas", ha expuesto Núñéz, que ha avanzado que tras los informes pedirán nuevos testigos.
El abogado del ascensorista, Juan Carlos Alférez, ha rehusado hacer declaraciones "por respeto a la familia" de la víctima.