Las noticias falsas son una cuestión histórica, como lo demuestra el Atlas Miller, un "mapa falso" hecho por Portugal en 1519 para disuadir de forma sibilina a España de que Magallanes hiciera el viaje a las Islas Molucas y así mantener el monopolio de las grandes riquezas que generaban.
En la elaboración del atlas, considerado el más importante de la historia de la cartografía, se produjo también un caso de "espionaje" porque dos de sus autores, Pedro Reinel y su hijo Jorge, participaron además en la preparación del viaje de Magallanes, que comenzó en 1519 y acabó en 1522.
Un copia "casi original" del Atlas Miller forma parte de la exposición "Atlas y Códices iluminados de los 40 años que cambiaron el mundo", incluida en los actos conmemorativos del V Centenario de la Primera Circunnavegación de la Tierra y que estará abierta desde hoy y hasta el 30 de junio en el Real Alcázar de Sevilla.
Manuel Moleiro, director de la editorial Moleiro, que elabora las copias "casi originales" de los documentos expuestos, ha explicado a Efe que el Atlas Miller era parte de la estrategia de "contrainformación" de Portugal para evitar "por todos los medios" que España llegara a las Molucas por el Oeste, como pretendía Colón y logró Magallanes.
Un kilo de clavo o de nuez moscada se multiplicaba por 10.000 desde las Molucas a España, ha recordado Moleiro antes de subrayar que el viaje de Magallanes, que costó 8,5 millones de maravedíes, logró beneficios a pesar de que solo regresó un barco cargado de especias de los cinco que zarparon.
La primera vuelta al mundo, que comenzó Magallanes y culminó Elcano, cambió las reglas del comercio y es comparable en la actualidad con la llegada a Marte, ha asegurado Moleiro, quien ha recordado que la cartografía era hace quinientos años "un arma estratégica de primera línea, la más importante que había en esos momentos", y causaba "máxima tensión" entre España y Portugal.
Por ello, el rey portugués Manuel I el Afortunado hizo llegar al rey español Carlos I (su cuñado) el "mapa falso", en el que se prolonga Brasil hasta unirlo con Asia para hacer creer que el mar era en realidad una gran laguna y que no se podía llegar a las Molucas por el Oeste.
Al Sur de Asia, en el atlas, encargado en 1517 a Lopo Homen, se incluyen incluso varios ríos inventados en las zonas aún ignotas para disuadir a España del proyecto de Magallanes.
Antes de que la corona española aceptara el viaje, Magallanes intentó convencer al rey portugués, que descartó la expedición porque, entre otros motivos, Portugal ya había llegado a las Molucas a través del Índico.
Con el Atlas Miller, el rey portugués vino a decirle a Carlos I: "no gastes tu dinero con este mal portugués (Magallanes) en armar cinco navíos en una expedición de gran envergadura y el asunto termina en paz", ha resumido Moleiro, quien ha insistido que Manuel I de Portugal perseguía crear "un cinturón de castidad en torno a Islas Molucas para que nadie accediera a ese gran negocio".
Entre los múltiples detalles del atlas pintados por el miniaturista António de Holanda, ha destacado el dibujo de un rinoceronte, que sirvió de modelo a Durero, y que Manuel I hizo trasladar primero a Lisboa para enfrentarlo a su elefante blanco, que rehuyó la pelea.
Luego fue llevado al Vaticano por petición del Papa con una parada en Francia para que lo viera Francisco I, aunque el barco naufragó y el animal llegó a la costa pero muerto.
El atlas, que no incluye ninguna posesión española y solo dibuja barcos portugueses y otomanos para "minusvalorar" a la corona de Castilla, refleja la riqueza de los enclaves pintándolos con oro y plata.
Además de este atlas, en la exposición se muestran el Atlas Vallard (1547) y el Atlas Universal de Fernão Vaz Dourado (1571), un reflejo de las expediciones luso-españolas y con escenas típicas de la vida de los nativos en el nuevo mundo.
En la exposición hay una "exquisita selección de tesoros bibliográficos" referidas a la alquimia, la medicina, la botánica, biblias o música para comprender el contexto de la cultura occidental durante los cuarenta años que "cambiaron el mundo", ha concluido Moleiro.
Los originales de las copias expuestas, que tienen la textura e incluso el olor de los originales, según el director de la editorial, están en bibliotecas y museos como el Metropolitan Museum or Art, The British Library o la Biblioteca Nacional de Francia