El coste medio de comer fuera de casa asciende a 217 euros al mes, según un estudio realizado entre la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes (FUCI) realizado entre una quincena de ciudades españolas, que sitúa a Madrid y Barcelona entre las más caras, frente a Toledo y Cáceres, dos de las más asequibles.
El estudio también constata que seis de cada diez ciudadanos comen fuera de casa al no tener tiempo suficiente para regresar a su hogar, una situación que se da sobre todo en las grandes ciudades, según FUCI. Respecto a las preferencias, el 58% de los encuestados opta por comer de menú, un 4% come a la carta y un 37% se traen la comida de casa.
La elección de los platos depende de cada ciudad y está ligada al clima. Así, en ciudades del norte optan por platos de cuchara, mientras que en el Levante eligen más las verduras aunque, en líneas generales, los consumidores se decantan más por la carne que el pescado. Respecto a la bebida elegida para acompañar las comidas, cuatro de cada diez encuestados opta por el agua. En el caso de las bebidas alcohólicas, se prefiere cerveza a vino.
Por otro lado, la mayoría de los consumidores elige restaurantes cercanos a su lugar de trabajo que disponga de menús económicos con comida casera, frente a la denominada comida rápida o 'fast food'. Por edades, entre los 18 y 35 años se opta mayoritariamente por la tartera y entre los 30 y 50 años eligen el menú del día.
Por precio, varía en función de la ciudad ya que, comer de menú del día en Madrid supone unos 280 euros al mes, mientras que en Cáceres o Toledo esa cantidad se reduce a 180 euros. En palabras del presidente de FUCI, Gustavo Samayoa, "el descenso en el precio se debe a que los restaurantes están realizando ofertas muy buenas para captar clientes, a la vez que otros ofrecen comer un solo plato en vez de primero y segundo, lo cual abarata el coste". "Además, muchos consumidores combinan el comer fuera de casa con traer el tupper al trabajo como medida de ahorrar unos euros", explica.
RECLAMACIONES
El estudio también señala que, aunque más de la mitad de los encuestados reconoce que alguna vez en su vida se han sentido engañados a la hora de comer, sólo un 6% asegura que ha puesto una reclamación para denunciar algún tipo de agravio.
Entre las quejas más comunes se encuentran las facturas inadecuadas (51%), mal servicio (23%), falta de higiene (11%), exposición inadecuada de alimentos (6%), inexistencia de lista de precios (5%), negación de las hojas de reclamaciones (3%) u otras (1%).
FUCI recuerda que, en materia de restauración --restaurares, bares y cafeterías-- existen una serie de obligaciones que deben cumplir los establecimientos y que los consumidores deben tener en cuenta a la hora de acudir a uno de ellos.
Así, el establecimiento debe mostrar en lugar visible, tanto en el interior como en el exterior, la lista de precios de todos sus servicios; hay que emitir una factura en la que figuren los conceptos y precios cuando el cliente lo solicite; el establecimiento debe cuidar el funcionamiento de las instalaciones, proteger los alimentos expuestos sobre la barra, mantener un estado óptimo de higiene y garantizar el buen trato a los clientes; y los clientes tienen derecho de solicitar la hoja de reclamaciones y el establecimiento la obligación de tenerla y ofrecerla al consumidor si la solicita, entre otras obligaciones.