(...Viene del anterior:... ) Viendo llorar a Paco Alba, pasaron tantas cosas por mi cabeza que puse en duda a los que tantas veces cantaron sus coplas. Amarga experiencia que recordaré, porque desdibujo la alegría de mi primera final en el Gran Teatro Falla...
Después de la final de 1973, en la que ‘El Brujo’ acabara llorando en su aciaga noche habiendo dado toda una vida de coplas y legado inigualable, en 1975 ‘Los belloteros’ recibían primer premio ¡de comparsa! compartido con ‘Los Napolitanos’ de Pedro Romero y Aurelio Real. Lo que le supondría otro disgusto, porque el jurado, con criterios incomprensibles, le otorgó el primer premio, ‘pero de comparsa’; cuando solo había que ver el libreto y cantar su estribillo: “Con er zarandeo/ de la chirigota/ yo me zamarreo,/ me zamarreo y echo bellotas/ Chale ajuera/ te vas ja ensuciá en lo limpio”.
Paco Alba, ante los argumentos de “muy afinada y fina” se lamentaba: “¿Es que una chirigota tiene que ser necesariamente basta?”. Seguro que hubiera reparado la incongruencia de los que así pensaban, pero justo a los ocho meses, el 15 de enero de 1976, con tan solo 58 años, se iría para siempre dejando un hueco que, según opinión mayoritaria, nadie ha podido llenar.
Para cerrar la esta trilogía, recordaré algunas anécdotas y personajes que cumplimentaran el periplo de Los Fenicios hasta el Falla: Los bailes navideños de Pachanga y Bandoleros fueron principal detonante para unir a Pedro Varo, Guillermo Andujar, Juan M. Pacheco, José Rodríguez ‘Chipiona’ José ‘el Barbero’, Paco Medina, M. Varo (Bandoleros), Antonio Quintino y Juan Lata (Pachangueros) Antonio ‘el Birlongo’, Antonio Alba y Pepe calderón, y Urbano Barriento, José ‘el Pancho’ y ‘El Liebre’ (grupo los del Carmen). Entonces, pocos tocaban guitarra y los que lo hacían no se prestaban al carnaval.
Nuestro cuartel era el Bar Pacheco, el local de ensayo el ‘almacén de los plátanos’. El boceto lo hizo Antonio Cantillo. Dado que encontrar la tela con bordados arabescos era difícil, fuimos a Ceuta. Salvadora Fuentes (madre de Guillermo), paso el ‘quirio’ para su corte y confección por su textura y bordado de hilo (es curioso que esta mujer confeccionara los tipos de Los Fenicios, primera comparsa, y ‘En el Aire’, última comparsa que llevamos a Cádiz). Los gorros los diseñaron en Cádiz; Juan Luis Cantillo y ‘Birlongo’ hicieron los triángulos que colgaban al cuello; las tiras de cuero de las sandalias las hizo Luis, hermano del Vilches, en la zapatería de Guerrero; los viajes los hacíamos en mi furgoneta Sava sentados en cajas de fruta y en un turismo. El primer día llevamos dos cartones de huevos-nos dijeron que era bueno para la voz-, no vea el cachondeo cuando en los camerinos los vieron los de Cádiz.
Ambrosio Vílches, mancebo de profesión y amigo de corazón, entre probetas de farmacia, preparaba sus pócimas naturales que él le llamaba ‘COTUS’, y con retahíla de un chamán era capaz de enardecer nuestros ánimos a igual que nuestras voces. Lo ciertos que este virtuoso barbateño, era “el guardias de nuestras gargantas”.
Querido amigo Ambrosio, todos los que contigo convivimos te echamos mucho de menos, así que en nombre de los Fenicios y posteriores comparsas recibe de tus amigos un enorme abrazo.
Son tantas añoranzas las que quedan por decir… Como dijo Paco Alba en el popurrit de los Belloteros … “tan solo diré adiós”.
