Afecta a buena parte del regadío, sobre todo el que se surte de agua subterránea, pero en general a todo sistema que emplea estaciones de bombeo. No es por falta de agua, que la hay, sino por la imposibilidad de hacer frente a los enormes gastos energéticos para poder bombearla y hacerla llegar hasta las plantas y árboles cultivados.
Eladio Aniorte, expresidente de ASAJA Alicante, ha calificado de "analfabetos de la agricultura y del agua" a quienes prefieren que "el agua se vaya al mar, en vez de regar". "El que dice esa palabra es un terrorista del agua, no merece vivir en este país donde el agua ha producido tanta riqueza para todos", ha afirmado.
Desde hace años, con las paulatinas subidas de la luz, los regantes que cambiaron sistemas de riego tradicional por el goteo ya lamentaban que la inversión se les volvía en contra porque el ahorro de agua les disparaba la factura eléctrica.
La única alternativa viable para que los pozos puedan escapar del sobrecoste eléctrico es instalar placas fotovoltaicas. Sin embargo, se choca con la falta de líneas de ayuda específicas para esto y las deficiencias derivadas de las normativas urbanísticas que frenan permisos ante la incomprensión de ayuntamientos y la falta de aclaración por parte de la Generalitat para desbloquear una situación insostenible para el campo valenciano.