Los dos guardias civiles acusados de participar en un plan para introducir una partida de 2.000 kilos de hachís repartidos en 70 fardos a través del Puerto de Borriana han asegurado este martes en la primera sesión de juicio que ha comenzado en la sección primera de la Audiencia de Castellón que ellos solo encontraron la embarcación con la droga y la custodiaron.
Además de a los dos guardias civiles, se juzga a otras siete personas más. La Fiscalía solicita para los procesados penas que oscilan entre los tres años y medio y los cuatro años y medio por un delito de pertenencia a grupo criminal y dos delitos de tráfico de drogas.
Los hechos ocurrieron el 17 de junio de 2015 cuando parte de los procesados acudieron en una embarcación a un punto en alta mar donde se produjo la descarga de la droga desde una lancha semirrígida, e iniciaron el regreso a Borriana, según consta en los señalamientos facilitados por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.
Los agentes, que ejercían sus funciones en la Patrulla Fiscal de la Compañía de Borriana, tenían como misión la vigilancia del Puerto para garantizar la descarga de la droga y dificultar la localización del cargamento por parte de otras patrullas de la Guardia Civil.
El primer acusado en declarar ha sido la persona que tripulaba la embarcación, quien ha señalado que le marcaron las coordenadas donde tenía que hacerse el trasvase de la carga y, una vez realizada, le dijeron que el barco debía entrar en el Puerto y que no se preocupase "porque la Guardia Civil estaba también comprada"; mientras que otros cinco de los procesados han reconocido su participación en los hechos.
Los dos guardias civiles acusados, que solo han contestado a las preguntas de sus abogados, han relatado que, mientras realizaban el servicio, escucharon del Centro Operativo de Servicios (COS) que iba a entrar una embarcación cargada de "chocolate". Según han explicado, recorrieron la lonja del Puerto y no vieron nada.
Posteriormente, según han dicho, realizaron otros movimientos y, tras otro aviso del COS, se dirigieron a la zona donde efectivamente se encontraba la embarcación. Uno de los agentes ha señalado que saltó al barco, descubrió una lona y encontró los fardos. Ambos acusados custodiaron la droga hasta que llegó el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) y se hizo cargo.
Los dos guardia civiles acusados han coincidido en subrayar la "prontitud" con que aparecieron los efectivos del EDOA.
Entre los testigos, en la sesión de este martes ha declarado el jefe del equipo del EODA, quien ha indicado que desde el COS le informaron de que en el Puerto había aparecido una embarcación con droga. Él mismo acudió al Puerto, se entrevistó con sus compañeros y -según ha dicho- la primera decisión que se adoptó fue dejar la embarcación quieta y solicitar una inspección ocular.
Este testigo ha explicado que una de las cosas que le llamó más la atención fue cuando el propietario del barco le dijo ese día no había salido a faenar porque el marinero con el que iba se había hecho daño y no podía acudir y, sin embargo, dicho marinero lo desmintió y aseguró que no salieron porque el dueño del barco le dijo que ese día tenía que ir al juzgado.
Así mismo, ha subrayado que, tras una intervención telefónica, se detectó una conversación entre uno de los acusados y su madre en la que ésta le dice que los guardias civiles estaban implicados.
El jefe del equipo del EODA también ha afirmado que algunas de las cámaras de seguridad del Puerto situadas en la zona donde apareció el barco no funcionaban porque, al parecer, había fallado un fusible, y que en las imágenes de las que funcionaban aparece cómo uno de los guardias civiles acusados se separó de su compañero y se puso frente a la zona de la embarcación manipulando un móvil. Además, ha añadido que los guardias civiles acusados desconectaron el GPS en un momento determinado. El juicio continuará el mañana y el viernes.