Condenado a 18 meses por robar a una mujer tras engañarla fingiendo que se iban a casar

Un hombre ha sido condenado a un año y medio de cárcel por engañar a una mujer fingiendo que se iba a casar con ella en Benidorm (Alicante) para, en realidad, robarle dinero, joyas y dos ordenadores.

Según el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Alicante ha condenado al hombre a 18 meses de prisión por un delito agravado de estafa y otro continuado de hurto tras la conformidad de las partes, además de imponerle una indemnización de 70.000 euros por los daños y perjuicios sufridos.

El tribunal ha acordado el beneficio de la suspensión del ingreso en prisión del reo a condición de que abone la indemnización y no vuelva a delinquir en el plazo de dos años.

La sentencia considera probado que el penado conoció a la víctima a través de una web de contactos en agosto de 2015 y que, consciente de que la mujer tenía patrimonio, urdió un plan para obtener la mayor cantidad de dinero posible de ella para lo cual inició una relación sentimental y a principios de 2017 fingió que tenía interés en contraer matrimonio con ella.

Ambos acudieron a una notaría de la partida de El Albir, en Benidorm, donde el ahora condenado hizo creer a la víctima que firmaba un poder para que él pudiera realizar los trámites legales para casarse en España, aunque en realidad se trataba de un poder general a su favor.

A partir de octubre de 2017 y con ese poder, el acusado pidió un préstamo de 140.000 euros sin el conocimiento ni el consentimiento de la perjudicada en el que ponía como garantía hipotecaria una vivienda de ésta ubicada en l’Alfàs del Pi.

En enero de 2018 sacó 1.100 euros de la cuenta de la víctima y poco después se apropió de dos anillos de brillantes, unos pendientes con esmeraldas y diamantes, un brazalete y dos ordenadores de ella.

De forma paralela a estos hechos, la pareja había fijado la fecha para su boda el 30 de junio de 2017, pero la ceremonia no llegó a celebrarse nunca porque el condenado ponía excusas a la mujer como que no disponía de los papeles necesarios o que el notario no podía asistir, según una sentencia que es firme y contra la que no puede presentarse recurso.