Se podría decir que Sara Gallardo nació con una cámara bajo el brazo, pero su valía va mucho más allá de eso. Entre San Fernando y Chiclana se divide el corazón de esta joven, aunque fue en Sevilla donde comenzó sus primeros pasos en el mundo del audiovisual, un sector masculinazado, pero que “en los últimos tiempos se está avanzando en el camino de la igualdad”.
Gallardo ha trabajado como realizadora, productora, operadora de cámara y un sinfín de cargos en su trayectoria profesional que no se pueden quedar en meras etiquetas.
De lo que Sara se muestra más orgullosa es de haber creado Relatoras, un proyecto que comenzó su andadura hace unos años, junto a la periodista Vanessa Perondi, y que le ha traído grandes alegrías. “Surgió de la necesidad de contar historias sociales, que tuvieran un transfondo que nos llegara, una vía por la que defender los derechos humanos”, detalla Gallardo, y así fue. Uno de los documentales realizados, Las víctimas sin llanto, en el que se les da voz a “las mujeres que fueron víctimas de una represión que las dejó vivas pero que ni siquiera les permitió llorar la pérdida de sus seres queridos”, fue muy aclamada por el público y la crítica, recibiendo numerosos premios y haciéndose eco de este trabajo todo el país.
La lista de los documentales realizados por Relatoras es larga: Espigas Rojas, tierras pardas, La aguja de dos puntas, La lucha de Cuevas del Campo, entre otras. Defienden el trabajo que realizan y destacan que “nos han ofrecido otras cosas, pero lo que nos interesa es la trama social”.
La también cineasta sabe en qué aguas se mueve y reconoce que el mundo del audiovisual “no es fácil de entrada. De mi promoción, tan solo un par de compañeras trabajan de lo nuestro”. Abrirse camino no ha sido tarea de un día, pero destaca que “entre las mujeres hacemos piña, nos apoyamos y nos preocupamos las unas por las otras, en el sector audiovisual también funciona así. En proyectos liderados por mujeres siempre hay más mujeres presentes que cuando los dirigen hombres, ahí te das cuenta de que no deja de ser un sector masculinizado”. Sara recuerda cómo en sus primeros años le tocaba hacer los trabajos que nadie quería. “Me decían, Sara, carga esto, haz lo otro, para ver si así me aburría. Al igual que en los sueldos, yo he vivido en primera persona la brecha salarial entre hombres y mujeres desempeñando el mismo trabajo”.
Sara sigue alzando la voz por todas. Miembro de la Asociación Andaluza de Mujeres en los Medios Audiovisuales, y presidenta de Cinecádiz pone en valor con La Filmahora la vida de Fernanda y Bernarda de Utrera, “dos mujeres artistas y gitanas que merecían que se hablara de ellas”.
