Martínez se despidió el pasado viernes de la compañía en la que ha estado 23 años como bailarín estrella, la Ópera Nacional de París, y pasó “el trago” con el sentimiento encontrado de perder a sus compañeros y su camerino y saber que tiene por delante un proyecto que le motiva “muchísimo”.
“¡Qué mal de bien lo pasé!”, exclama bromeando en un receso de la audición por la que pasaron ayer 306 candidatos –en la veintena la mayoría de ellos– para engrosar la plantilla de la CND, bien en la titular o en la CND2, procedentes “de todo el mundo” aunque casi la mitad son españoles.
Lo que busca la CND –que forman en la titular 28 miembros y en la CND2, 13– son bailarines “muy potentes, versátiles y con personalidad”, aunque con un mínimo de técnica clásica.