Comisariada por Tomás Llorens y Boye Llorens, en la muestra se incluyen un total de setenta y seis lienzos de una cuarentena de artistas de renombre, de tres generaciones diferentes, que reflejan los cambios profundos que vivió la pintura europea durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX.
Una de las tesis de los comisarios es que el retrato, principal fuente de ingresos y encargos de los artistas, es el género más representativo de esa época.