Pepe Bernal y Juana Apresa son un matrimonio que, como tantos otros en nuestro país, se disponía el pasado sábado a tomar un vuelo para disfrutar de unos merecidos días de vacaciones. Su viaje tenía por destino Mallorca, para lo que tenían que tomar un vuelo desde el aeropuerto de Sevilla en torno a las cinco de la tarde. Sin embargo, pasaban las horas y, tras un largo tiempo de espera en una sala de diminutas dimensiones donde parecía que aguardaran a un interrogatorio y donde la tensión se mascaba en el ambiente, la compañía Vueling le confirmó que su vuelo no saldría.
En esta situación se han visto miles de españoles que estos días de inicio de mes no han podido comenzar sus vacaciones con normalidad. En el caso de la pareja arcense, pudo emprender el viaje ya el lunes siguiente, pero ya había perdido dos días de vacaciones. El retraso le hizo perder también dos días de vacaciones a su hija que trabaja en Mallorca, amén de verse obligado a cancelar algunas reservas. En fin, gasto de dinero y de tiempo que la compañía tendrá, o al menos debería, asumir.
Por todos es ya conocido el caos aéreo que se está viviendo en los aeropuertos y que está afectando a centenares de usuarios. Pero no sólo Vueling, sino que Iberia también está sufriendo cancelaciones y retrasos, además sin cumplir en ocasiones con sus obligaciones de atención a los viajeros, como en el vuelo Málaga-Madrid del pasado domingo por la tarde.
Por estos motivos, organizaciones de consumidores como por ejemplo Al-Andalus informa a los usuarios sobre sus derechos en caso de que se vean afectados por este caos aéreo. Si el vuelo es uno de los que han sido cancelado, el usuario tienes derecho a un transporte alternativo o a la devolución del precio del billete; si el vuelo sufre retraso, la compañía aérea está obligada a prestar derecho de atención, es decir, proporcionar información al usuario y atender a su manutención y alojamiento en caso de que fuera necesario. Si esto no es así, el usuario no debe dejar de reclamar.
Si a consecuencia de este caos aéreo se pierden días de vacaciones, así como los hoteles contratados previamente, no se debe dudar en reclamar por estos y por todos los daños y perjuicios -existe una tabla de compensaciones en caso de cancelación o retraso-. De forma general, ante cualquier reclamación que se vaya a presentar, es fundamental acompañar toda la documentación relativa al viaje o traslado.
Al-Andalus presta asesoramiento gratuito para atender a casos como el de Pepe y Juana, dos arcenses que han sufrido en primera persona el caos que ya comienza a ser demasiado frecuente coincidiendo con el inicio de los periodos vacacionales.
Para reclamar a una compañía aérea, se recomienda que en los propios mostradores se solicite la hoja de quejas y reclamaciones que deben tener disponible para cuando las personas consumidoras y usuarias así lo soliciten. Si no fuera facilitada, tendrá que reclamarse en AENA.
En esta reclamación se debe relatar de forma breve el problema sufrido, detallando, además, fecha, hora, lugar, número de vuelo y datos del pasajero afectado. En caso de poder aportar documentos como pruebas (tickects, billete, facturas…) deben ser copias, conservándose los originales.
Si la aerolínea no compensa o no cumple con cualquiera de sus obligaciones adicionales de información, atención en el aeropuerto… siempre se podrá recurrir a la vía judicial.
Para ello, Al-Andalus pone a disposición de los usuarios unos modelos de demanda gratuitos (retraso en el vuelo, cancelación de vuelo, pérdida de equipaje, demora en la entrega de equipaje y daños en equipaje), para cantidades de hasta 2.000 euros, sin necesidad de contratar abogado o procurador.