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Miércoles 26/06/2024
 

Lo que queda del día

Pasión por el buen fútbol

  • Ricardo Darín en las gradas del estadio de Racing de Avellaneda
En la película argentina El secreto de sus ojos hay una secuencia magistral en torno a la barra de un bar en la que uno de los contertulios describe la obra, vida, milagros y miserias futbolísticas de una serie de antiguos jugadores del Racing de Avellaneda. El fútbol, en definitiva, como pasión, subrayada a continuación con un largo travelling aéreo que concluye en las gradas de la cancha de Racing durante un partido.

Lo de la pasión por el fútbol en la Argentina no es un mito, ni un cliché. Y no hay más que entrar en el estadio de Boca para comprobar que esa pasión vive desde hace varias décadas a la sombra de un futbolista que fue grandioso, Diego Armando Maradona.
Su designación como seleccionador nacional no ha hecho más que redimensionar la trascendencia de su figura, aunque con consecuencias adversas: la primera de ellas, la pérdida de su condición de intocable, auspiciada por un fútbol lamentable -en comparación con el practicado por la albiceleste en los últimos 30 años- y encumbrado esta semana por un partido igual de lamentable, el que disputaron Argentina y Uruguay. Fue acabar el encuentro y el ahora resultadista de Diego se desahogó una y otra vez. Ya saben, “que la chupen, que la sigan chupando”.
No quiere entender el míster que los que no confiaban en la clasificación de su equipo -los “hijos de puta de los periodistas”-, lo hacían ateniéndose a una realidad irrenunciable, la del mal juego de Argentina, y desde el apasionado posicionamiento con que se vive el fútbol en todo el país. Aficionados y periodistas no se reconocen en el emblema de esta selección, no conciben la imagen que se está dando al mundo, ni perciben cambios de sistema o de conductas de juego.
Como dice Angel Cappa, da igual que esté Messi en el once titular si la estrategia consiste en lanzarle el balón y encomendarse a Dios -el auténtico- para que llegue ante la meta contraria, ya que la genialidad de Leo está vinculada a los veinte pases previos de balón con que los centrocampistas del Barça hacen circular el juego hasta llegar a él. Pero bueno, “que la chupen, que la sigan chupando”.
Desde luego, no cayó Diego cuando lo dijo en que su próximo rival será España. A ver qué excusas busca entonces si a la Roja le sale un partido de los suyos. En las gradas seguro que encontrará pancartas explícitas sobre el tema.
n El virus de Nadal TanAS

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