Progreso, perdón, propiedad. El arrullo de la paloma posada en la cornisa de la fachada de mi casa fue un verdadero trovador, que con su canto me hizo abrir los ojos a aquella luminosa mañana. Dieciocho de febrero. Acontecimiento histórico. La prensa que la mano del repartidor hace reptar por la hendidura más baja de la puerta de la calle, anuncia que en el cráter Jezero del planeta Marte, el rover Perseverance ha aterrizado.
Es improbable que en Marte haya vida. Si la hubo debió ser microbiana. Que haya agua, ríos o valles no significa que existiera,
En el universo nuestro planeta Tierra, es un pequeño punto que la voluntad solar hace rodar de modo continuado. La controversia Creación/evolución, se ha parado en el ser humano. Mas allá todo es fantasía. Mas acá el mundo animal no ha mostrado evolución alguna. La visión sigue siendo antropocéntrica, es decir hombre y mujer son centro y medida de todo lo conocido y su inteligencia la fuerza sin competencia que cada día nos abre más el futuro. El amor hace milagros, la inteligencia descubrimientos.
De siempre, el ser humano se ha dado cuenta que las funciones orgánicas y vitales se deterioran con el paso del tiempo. De ahí la escritura, porque la memoria es un falso amor que se hace infiel con los años. Estamos en el siglo XXI. La oleada tecnológica alcanza altura inesperada bajo el motor de la informática dando lugar a lo que se ha denominado “la cuarta revolución industrial”. Y aparece un competidor, “la inteligencia artificial”. Su enorme capacidad para procesar información y para la toma rápida de decisiones, impresiona profundamente a los medios naturales previos. Consecuencia de todo ello: muchos oficios y profesiones serán prescindibles, lo que llevará a amplio desempleo que debilitará el estado de bienestar. En España es posible que un 22% de los empleos acaben siendo automatizados y un 30% tendrán intensas modificaciones. Pero estos enormes avances traen consigo un número superior de empleos de los que pueda destruir. El 65% de los niños que hoy comienzan sus estudios preliminares trabajaran en ocupaciones que no existen actualmente. En el campo de la competencia el cambio se espera sea muy tajante. En nuestro país podría afectar a 2-3 millones de empleos. Y aquí está el hecho principal. Lo importante no va a ser el número, sino la gestión. Lo más posible, es que quien pierda el empleo no va a ser el mismo que ocupe los que surjan, que serán en mayor número. El trabajador tendrá que encontrar la forma de adaptarse a las nuevas máquinas, pero para ello necesita un hecho fundamental: Cultivar el talento. Y el problema es que en la actualidad hay un serio déficit del mismo. En una encuesta de 39.000 directivos de empresa, el 40% tenía dificultades en encontrar los perfiles adecuados, El porcentaje subía hasta el 72% cuando se analizaban los conocimientos en tecnología y digitalización, incluso en el mundo universitario. Hay carencia de profesionales, a lo que se unen los abandonos y las fugas de cerebros. Dos hechos son fundamentales. Uno: profunda transformación que haga de nuestro país un lugar atractivo para profesionales técnicos. Otro, facilidad en el mundo del trabajo y bastantes menos cargas impositivas.
Todos estos cambios al ser humano antropocéntrico le han llevado a una fe ciega en la ciencia que ha sustituido a las creencias. Se ha perdido el sentido del pecado y se eleva a un alto pedestal el perdonar. Es un error. Cuando una persona iba a confesar un determinado pecado la absolución era la norma. Pero si aquel se repetía de forma crónica lo lógico es que ésta no se consiguiera y mucho menos si expresaba vehementemente que iba a continuar realizandolo.
En la vida civil y laica el pecado es el delito y el perdón el indulto o amnistía y no debe nunca estar el concederlo en manos ineptas o fraudulentas, que bajo el velo de la concordia y la bondad, ocultan intereses espurios
Los avances tecnológicos no han ido de la mano de lo conseguido en las relaciones humanas. Los pueblos democráticos continúan precisando fuerzas de seguridad y ejercito y leyes que defiendan sin fisuras la integridad territorial y la propiedad individual o colectiva. Dar la espalda a estas consideraciones es un hito que la sociedad civil no puede permitir a sus gobernantes, que deben quedar fuera de la consideración de ser antropométrico, centro y medida, para transformarse en un ridículo “retal”.