La Delegación Territorial en Huelva de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía se ha visto obligada a abrir un nuevo periodo de información pública sobre el procedimiento administrativo de modificación sustancial de la Autorización Ambiental Unificada (AAU) del plan de restauración de las minas de Riotinto, que pasa por el recrecimiento de las presas de residuos. Los interesados podrán alegar al proyecto durante un plazo de 30 días hábiles que se cumpliría el 19 de enero de 2022.
El 28 de julio de 2021, la Junta de Andalucía publicó el anuncio de información de una nueva modificación sustancial del denominado Proyecto Minero Riotinto en los términos municipales de El Campillo y de Minas de Riotinto, promovido por Atalaya Riotinto Minera S.L.U., filial de Atalaya Mining.
Sin embargo, el trámite administrativo era nulo de pleno derecho porque se incumplió el artículo 37 de la ley 21/2013, relativo a la consulta a las Administraciones Públicas Afectadas y a las personas interesadas y que estipula lo siguiente: “Simultáneamente al trámite de información pública, el órgano sustantivo consultará a las Administraciones Públicas afectadas y a las personas interesadas sobre los posibles efectos significativos del proyecto, que incluirán el análisis de los probables efectos adversos significativos sobre el medio ambiente derivados de la vulnerabilidad del proyecto ante riesgos de accidentes graves o de catástrofes que incidan en el proyecto”.
Según Ecologistas en Acción, se trata de una propuesta de autorización de un nuevo proyecto de explotación hasta el año 2031, que supondría el incremento de la producción y la consecuente generación añadida de lodos tóxicos en 161 millones de toneladas más.
Actualmente, siempre según los verdes, el depósito de estériles de tratamiento del complejo minero está formado por tres balsas: Gossan, Cobre y Aguzadera, que ocupan juntas 595 hectáreas (el equivalente a 1.190 campos de fútbol), y albergan ya 182 millones de metros cúbicos de lodos tóxicos.
La propuesta incluye un recrecimiento de 29 metros en la balsa Cobre, desde la cota 388 msnm (metros sobre el nivel del mar) hasta 417 msnm, y un recrecimiento de 42,2 metros en la balsa Aguzadera, desde la cota 374,8 msnm, también hasta 417 msnm. De esta forma los muros de cierre de ambas balsas alcanzarán en algunos puntos alturas de más de 90 metros (como un edificio de 30 plantas).
Estos recrecimientos, “brutales” en opinión de Ecologistas en Acción, se realizarían sobre una vieja estructura de balsas que fueron construidas en los años 70, 80 y 90 del pasado siglo XX por el peligroso método de aguas arriba, y que desde entonces no han parado de recrecerse. Y añaden los verdes: “Exactamente lo mismo se hizo en Aznalcóllar, hasta que la balsa de lodos de Boliden, que contenía apenas 18 millones de metros cúbicos de lodos tóxicos, reventó el 25 de abril de 1998, devastando la cuenca del río Guadiamar hasta el límite del espacio natural de Doñana, lo que se podría haber evitado si se hubieran atendido las reiteradas advertencias previas de técnicos y grupos ecologistas”.
Riesgo de rotura
Ahora el riesgo de rotura sobrevuela las balsas mineras de Riotinto y Ecologistas en Acción avisa a las autoridades mineras y ambientales de la Junta de Andalucía que eso “provocará una ola de lodos tóxicos que arrasará la cuenca del río Odiel, pondrá en riesgo zonas pobladas de Gibraleón y Huelva, devastará las Marismas del Odiel y, tras desembocar en el mar, muy probablemente contaminará las costas de Doñana”. Igualmente “provocará daños incalculables en la economía agrícola y pesquera de gran parte de la provincia de Huelva, igual que provocó la catástrofe de Aznalcóllar durante varios años”.
El nuevo proyecto de Atalaya Riotinto Minera (ARM), cuya aprobación ha propuesto la Delegación de Agricultura, no impone ninguna condición de espesamiento previo de los lodos, por lo que se seguirá vertiendo con un contenido en agua del 66 %, en contra de las recomendaciones básicas de las mejores técnicas disponibles, que aconsejan depositar lodos de alta densidad, con un espesamiento previo hasta reducir el contenido de agua hasta el 35 %.
Esa ausencia de espesamiento del vertido favorecerá que, tarde o temprano, se vaya a producir un fenómeno de licuefacción instantánea en las balsas y, según los verdes, "su inevitable rotura, como se produjo el 25 de enero de 2019 en las balsas mineras de Brumadinho (Brasil), provocando la muerte de más de 250 personas".
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